II Semana de Cuaresma (Año Par)
Martes
Mt 23,1-12
Hagan y cumplan lo que les digan los escribas y fariseos, pero no lo imiten . En
el evangelio encontramos también una dura crítica a aquellos encargados de
explicar la ley, de interpretarla y administrar justicia. Se trata de una llamada de
atención a los escribas que eran los conocedores y maestros de la ley, y a los
fariseos que se consideraban “puros” y separados, por la manera como observaban
hasta los más mínimos preceptos de la misma ley.
Jesús pone en evidencia su hipocresía: dicen unas cosas y hacen otras. Su
testimonio de vida no corrobora sus palabras. Así, el Señor invita al pueblo a que
hagan lo que ellos dicen, pero que no imiten sus ejemplos. A continuación pone al
descubierto toda la incongruencia de sus vidas: lían fardos pesados a la gente, pero
no están dispuestos a mover un dedo para ayudarlos; todo lo hacen para que los
vean y estimen.
Seríamos como los escribas y fariseos sin testimonio de vida cristiana, y con el
abandono de la práctica religiosa. La fe es la capacidad de aceptar en nuestra vida
el misterio de Dios que se revela en Cristo y de vivir con coherencia.
Constantemente, Jesucristo nuestro Señor, empuja nuestras vidas y nos invita
de una forma muy insistente a la coherencia entre nuestras obras y nuestros
pensamientos; a la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior.
Constantemente nos inquieta para que surja en nosotros la pregunta sobre si
estamos viviendo congruentemente lo que Él nos ha enseñado.
Hagamos de esta Cuaresma un camino de congruencia entre nuestra vida y
nuestra fe; congruentes con lo que Dios es para nosotros y congruentes con lo que
los demás son para con nosotros. En esa justicia, en la que tenemos que vivir, es
donde está la realización perfecta de nuestra existencia, es donde se encuentra el
auténtico camino de nuestra realización.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)