II Semana de Cuaresma (Año Par)
Sábado
Lc 15, 1-3.11-32
Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida. Nuestro Señor Jesucristo, en
la parábola del hijo pródigo, nos enseña que el pecador debe confesar su miseria
ante Dios, diciendo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno
de llamarme hijo tuyo” (Lc 15, 18-19), percibiendo que ello es obra de
Dios: “Estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado” (Lc
15, 32).
La Cuaresma es el tiempo propicio para realizar un auténtico camino de
conversión, a fin de volver con corazón arrepentido al Padre de todos, “compasivo y
misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad” ( Jn 2, 13).
En Cristo todo se renueva, y renace constantemente la esperanza, incluso
después de experiencias amargas y tristes. La parábola del „hijo pródigo‟, mejor
definida como la parábola del „Padre misericordioso‟, proclamada hoy en nuestra
asamblea, nos asegura que el amor misericordioso del Padre celestial puede
cambiar radicalmente la actitud de todo hijo pródigo: puede convertirlo en una
criatura nueva.
El que, por haber pecado contra el cielo, estaba perdido y muerto, ahora ha
sido realmente perdonado y ha vuelto a la vida. ¡Prodigio extraordinario de la
misericordia de Dios! La Iglesia tiene como misión anunciar y compartir con todos
los hombres el gran tesoro del “evangelio de la misericordia”.
Que maría nos obtenga pronunciar a diario nuestro „sí‟ a Cristo, para estar
cada vez más „reconciliados con Dios‟, volviendo nuestro corazón arrepentido al
Padre de la misericordia.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)