III Semana de Cuaresma (Año Par)
Viernes
Mc 12, 28-34
El Señor tu Dios es el único Dios: ámalo. Es lo mismo que decir: “Amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu alma, con todo tu ser”. Las
expresiones “corazn”, “alma” y “ser”, más que expresar cosas distintas, son
formas semíticas de decir globalmente lo mismo
El Señor insistirá en situar por encima de todos los demás mandamientos el
precepto del amor a Dios sobre todas las cosas: “Este mandamiento es el principal
y primero”. Sin embargo, aade inmediatamente: El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prjimo como a ti mismo”. Este segundo mandamiento también
estaba contenido en la Torá (ver Lev 19,18). Al decir “semejante” quiere decir “de
igual valor”, de igual importancia, de igual peso y necesidad de obediencia. Ambos
preceptos, profundamente entrelazados, inseparables el uno del otro, forman para
Él el “máximo” mandamiento que está por encima de cualquier rito u ofrecimiento:
vale más que todos los holocaustos y sacrificios (Mc 12,33). Para Él “practicar la
justicia y la equidad, es mejor ante Dios que el sacrificio” (Prov 21,3; ver Os 6,6;
Jer 7,21-23). Él añade este mandamiento “semejante al primero” dado el olvido o
devaluación en que había caído el mandamiento del amor al prójimo frente a otros
preceptos ritualistas.
Concluye el Seor afirmando solemnemente que “estos dos mandamientos
sostienen la Ley entera y los profetas.” La Ley y la enseñanza de los Profetas
“penden” o “se sostienen” de estos dos preceptos, del mismo modo que una puerta
se sostiene de sus goznes. De esta manera el Señor destaca nuevamente la
suprema importancia de ambos mandamientos y manifiesta por otro lado que estos
dos principios fundamentales y vitales son los que revelan el verdadero espíritu del
que está animada toda la enseñanza divina.
Quien ama a Dios sobre todo, ama como Él. Nuestra vida está llamada a
transformarse en una manifestación del amor de Dios para con todos los hombres,
un amor que se hace palpable en la misericordia, la caridad y solidaridad con los
demás. El camino más seguro para crecer en el amor a Dios es crecer en el amor
concreto al prójimo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)