IV Semana de Cuaresma (Año Par)
Martes
Jn 5, 1-3.5-16
Al momento el hombre quedó curado . Hoy, San Juan nos habla de la escena
de la piscina de Betsaida. Jesús siempre está en medio de los problemas. Allí donde
haya algo para “liberar”, para hacer feliz a la gente, allí está Él. Los fariseos, en
cambio, sólo pensaban en si era sábado. Su mala fe mataba el espíritu. No hay
peor sordo que el que no quiere entender.
El protagonista del milagro llevaba treinta y ocho años de invalidez. «¿Quieres
curarte?» (Jn 5,6), le dice Jesús. Hacía tiempo que luchaba en el vacío porque no
había encontrado a Jesús. Por fin, había encontrado al divino samaritano.
La voz de Cristo es la voz de Dios. Todo era nuevo en aquel viejo paralítico,
gastado por el desánimo. San Juan Crisóstomo dirá que en la piscina de Betsaida se
curaban los enfermos del cuerpo, y en el Bautismo se restablecían los del alma;
allá, era de cuando en cuando y para un solo enfermo. En el Bautismo es siempre y
para todos. En ambos casos se manifiesta el poder de Dios por medio del agua.
El paralítico impotente a la orilla del agua, nos hace pensar en la experiencia
de la propia impotencia para hacer el bien, no podemos resolver, solos, aquello que
tiene un alcance sobrenatural. Vemos cada día, a nuestro alrededor, una
constelación de paralíticos que se “mueven” mucho, pero que son incapaces de
apartarse de su falta de libertad. El pecado paraliza, envejece, mata. Hay que
poner los ojos en Jesús. Es necesario que Él su gracia nos sumerja en las aguas
de la oración, de la confesión, de la apertura de espíritu.
“¿Quieres curarte?” nos pregunta Jesús también a nosotros en este tiempo de
Cuaresma. Sabiendo perfectamente de lo que padecemos, se acerca invitándonos a
hacer un acto de fe en su misericordia. Cristo nos sale al encuentro. Quiere
curarnos de todo lo que no nos hace felices. Jesús nos pide que dejemos ya la
camilla en la que el egoísmo nos tiene postrados, y nos levantemos a caminar con
fe, con esperanza y con amor, hacia su Padre.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)