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V Semana de Cuaresma (Año Par)
Miércoles
Jn 8, 31-42
La verdad los hará libres (Jn 8, 32). Pero, ¿qué es la libertad? La libertad es el
poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto
o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. La libertad alcanza su
perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.
“En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también
más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La
elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a “la
esclavitud del pecado” (cf Rm 6, 17; CIgC 1733).
Un ejemplo, para ver lo que es el buen y el mal uso de la libertad, la
esclavitud y la libertad, la parábola del Hijo pródigo: éste entendió por libertad
hacer lo que me agrade, no reconocer las normas de u Dios, no estar en la
disciplina de la casa, hacer lo que le guste, lo que le agrade, vivir la vida con toda
su belleza y su plenitud. Pero después, poco a poco, siente también aquí el
aburrimiento, también aquí es siempre lo mismo. Entonces comienza a recapacitar
y se pregunta si ese era realmente el camino de la vida: una libertad interpretada
como hacer lo que me agrada, vivir sólo para mí; o si, en cambio, no sería quizá
mejor vivir para los demás, contribuir a la construcción del mundo, al crecimiento
de la comunidad humana...
Y llega a la casa del padre, que le dejó su libertad para darle la posibilidad de
comprender interiormente lo que significa vivir, y lo que significa no vivir. El padre,
con todo su amor, lo abraza, le ofrece una fiesta, y la vida puede comenzar de
nuevo partiendo de esta fiesta. El hijo comprende que precisamente el trabajo, la
humildad, la disciplina de cada día crea la verdadera fiesta y la verdadera libertad.
Así, vuelve a casa interiormente madurado y purificado: ha comprendido lo que
significa vivir.
El joven comprende que los mandamientos de Dios no son obstáculos para la
libertad y para una vida bella, sino que son las señales que indican el camino que
hay que recorrer para encontrar la vida.
Debemos comprender lo que es la libertad y lo que es sólo apariencia de
libertad. Podríamos decir que la libertad es un trampolín para lanzarse al mar
infinito de la bondad divina, pero puede transformarse también en un plano
inclinado por el cual deslizarse hacia el abismo del pecado y del mal, perdiendo así
también la libertad y nuestra dignidad.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)