1
Solemnidad. Anunciación del Señor (25 de marzo)
Lc 1, 26-38. La Anunciación del Señor.
Concebirás y darás a luz un Hijo . Celebramos hoy La Anunciación del Señor: El
hecho de que la Anunciación del Señor caiga dentro del período cuaresmal y en
sintonía con él, nos hace comprender su significado redentor: la Encarnación está
íntimamente ligada a la Redención, que Jesús realizó derramando su sangre por
nosotros en la cruz.
En efecto, la Anunciación del Señor es una fiesta que ha tenido siempre
especial relieve en el calendario litúrgico, a causa del gran misterio de misericordia
y amor que contiene en sí y que de por sí expresa: el misterio del Hijo mismo de
Dios, que se hace hijo del hombre, asumiendo la carne en el seno purísimo de la
Virgen María.
La Encarnación, pues, es primicia de la Redención. Misterio grande y sublime
es el de la Encarnación. En él debemos ver siempre a Jesucristo, como al Hijo de
Dios que se encarna, y junto a Él a María, que coopera en la Encarnación dándole
con amor de Madre su misma carne.
La solemnidad de hoy nos invita a seguir las huellas de fe operante de María:
una fe generosa, que se abre a la Palabra de Dios, que acoge la voluntad de Dios,
sea cual fuere y de cualquier modo que se manifieste; una fe fuerte, que supera
todas las dificultades, las incomprensiones, las crisis; una fe operante, alimentada
como viva llama de amor, que quiere colaborar fuertemente con el designio de Dios
sobre nosotros. “He aquí la esclava del Señor”: cada uno de nosotros debe estar
pronto a responder así, como Ella, en la fe y en la obediencia, para cooperar, cada
uno en la propia esfera de responsabilidad, a la edificación del Reino de Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)