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V Semana de Cuaresma (Año Par)
Viernes
Jn 10, 31-42
Intentaron apoderarse de él, pero se les escapó de las manos . Los judíos
tomaron piedras para apedrear a Jesús, porque había dicho: “Yo soy Hijo de Dios”.
La escena tiene lugar cuando Jesús se paseaba en el templo, por el llamado pórtico
de Salomón. Jesús así proclama su divinidad, diciendo: “Yo y el Padre somos una
cosa, es decir, es Dios como el Padre, como dice en el prólogo de San Juan: el
Verbo es Dios.
Jesús es perseguido porque afirmó: “Yo soy Hijo de Dios”. Y pone como
testimonio las obras que hace: “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean;
pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí.
Este evangelio, nuevamente nos hace ver como los judíos eran sumamente
reacios a creer en la divinidad de Jesús, a pesar de lo que oían y veían. Así es como
Jesús les argumenta con buenas razones, las que son visibles y fáciles de entender.
A los judío no le faltaban motivos para conocer la verdad, solo necesitaban fijarse
en los milagros que hacia Jesús, pero ellos eran gentes de corazón duro y se
mostraban duros para recibir la verdad. Por eso judíos, molestos, al no poder
replicar a Jesús, se enfurecen y quieren apedrearlo.
Cristo, revelador del Padre y revelador de Sí mismo como Hijo del Padre,
murió porque hasta el fin dio testimonio de la verdad sobre su filiación divina.
Este Evangelio nos recuerda a todos el deber de dar testimonio de la verdad.
Un testimonio que se debe dar incluso cuando es fuerte la tentación de esconderse,
de resignarse, de dejarse llevar a la deriva por la opinión dominante. Como
declaraba una joven judía destinada a ser asesinada en un campo de concentración
(Etty Hillesum, Diario 1941-1943 (3 de julio de 1943)), “a cada nuevo horror o
crimen debemos oponer un nuevo fragmento de verdad y de bondad que hemos
conquistado en nosotros mismos. Podemos sufrir, pero no debemos sucumbir”.
Con el corazón colmado de amor nosotros confesemos también hoy con el
Apóstol Pedro el testimonio de nuestra fe: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
(Mt 16, 16).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)