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II semana de Pascua (Año Par)
Sábado
Jn 6, 16-21
Vieron a Jesús caminando sobre las aguas . Ya de madrugada, cuando la luz
empezaba a disipar las tinieblas, una figura humana se acerca a ellos caminando
sobre el mar. Los discípulos “se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era
un fantasma”. Quién en su sano juicio podría pensar que era un hombre de carne
y hueso quien se acercaba caminando tranquilamente sobre las aguas? Los seres
humanos, los vivos, no caminan sobre las aguas. Es comprensible que pensaran
que se trataba de un fantasma, considerando además que este tipo de creencias,
como en nuestros días, también eran comunes entre las gentes de entonces.
A los asustados discípulos el Seor les dice: “Ánimo, soy yo, no tengan
miedo!”. La expresin “Soy yo”, se identifica no slo como Jesús, sino que de este
modo, como dice San Jerónimo, “podían conocer [los discípulos] que el que les
hablaba era el mismo que sabían ellos habl a Moisés en estos términos: “Dirás
esto a los hijos de Israel: Yo soy me ha mandado a ustedes” (Ex 3,14)”. La
expresión del Señor Jesús puede entenderse entonces como un “no teman, soy
Jesús, tengan confianza en mí, porque Yo soy Dios que está con ustedes.”
Nuestra vida es como una pequeña barca en medio de la inmensidad del mar,
pequeña, frágil, zarandeada a veces por fuertes vientos y tempestades, las pruebas
de la vida que nos hacen percibir nuestra terrible fragilidad e inconsistencia. Cristo
nos ayuda a nosotros a superar los momentos difíciles de la vida, si nos dirigimos a
él con, fe y esperanza para pedirle ayuda. “Animo!, soy yo; no teman” (Mt 14, 27).
Una fe fuerte, de la que brota una esperanza ilimitada, virtud tan necesaria hoy,
libra al hombre del miedo y le da la fuerza espiritual para resistir a todas las
tempestades de la vida. ¡No tengáis miedo de Cristo! Fiémonos de él hasta el
fondo. Sólo él “tiene palabras de vida eterna”. Cristo no defrauda jamás.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)