MARTES 01 DE NOVIEMBRE DE 2011
Todos los Santos
Apocalipsis 7,2-4.9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo.
Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar,
diciéndoles: "No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos
en la frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de los marcados,
ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie
podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban
con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y
del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos
y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje
a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias
y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos.
Amén."
Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con vestiduras
blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo
sabrás." Él me respondió: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han
lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."
Salmo responsorial: 23
R/ Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él
la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R. ¿Quién puede subir al
monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos
inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R. Ése recibirá la
bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que
busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
1Juan 3,1-3
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos
hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo
veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo,
como él es puro.
Mateo 5,1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se
acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres
en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la
tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán
saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que
trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier
modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será
grande en el cielo."
COMENTARIOS
Jesús va a hablar del Reino en muchas oportunidades, pero siempre de
manera misteriosa, en parábolas. Aquí nos regala toda una propuesta para
comenzar a vivir el proyecto del Padre, en el aquí y ahora de la historia, sabiendo
que su consumación plena será al final de los tiempos. La misma lógica del reinado
de Dios, que no encaja en la lógica del sistema imperante, no se entiende sino en la
paradoja misma: “Felices los afligidos”, “felices los desposeídos”. La lógica de Jesús
es ilógica para aquellos que no piensan y sienten desde el corazón de Dios. La
herencia de la tierra es el Reino mismo que ya viven los que todo lo esperan en
Dios, los que no acumulan, sino que comparten lo propio. En ellos ya está Dios
reinando.
El programa de Jesús nos invita también a no descansar en la búsqueda de la
paz, que proviene de la justicia, y a asumir el riesgo profético que lleva consigo el
oponer una alternativa de inclusión, solidaridad e igualdad al sistema de opresión e
injusticia. La persecución y la injuria serán elementos para discernir si nuestras
opciones son las de Jesús y el Reino u otras.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)