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IV semana de Pascua (Año Par)
Lunes
Jn 10, 1-10
Yo soy la puerta de las ovejas. En nuestra celebración eucarística de hoy Cristo
nos dice: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas” (Jn 10, 7). La puerta nos
abre la entrada en la casa. La puerta que es Cristo nos introduce en la “casa del
Padre donde hay muchas mansiones” (cf. Ibíd., 14, 2).
El Buen Pastor, con palabras severas y categóricas, advierte también que hay
que cuidarse de todos aquellos que no son “la puerta de las ovejas”. El los llama
ladrones y salteadores. Son quienes no buscan el bien de las ovejas sino su propio
provecho mediante la falsedad y el engaño.
Cristo como puerta, vela por las criaturas confiadas a él. Nos conduce a
buenos pastos: “Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y
saldrá y encontrará pasto” (Jn 10, 9). He aquí la puerta que se abre, he aquí el
Pastor que conoce a todas sus ovejas y las llama por su nombre.
“Yo soy la puerta”. Sí, Jesucristo es la puerta que lleva a la vida. Cristo,
nuestra puerta, nos llevara a la vida. Nos podemos preguntar: ¿cómo abrirás la
puerta y nos llevarás a la vida? Y nos Jesús responde: “Di mi vida por ustedes” Y
podemos volver a preguntar: “¿Cómo darás tu vida por nosotros?”. Y la respuesta
de Cristo nos afecta a todos: “Ya lo hice en el Calvario y sigo dándome a ustedes en
mi Cuerpo místico, la Iglesia, y en mi Cuerpo sacramental, la Eucaristía, entregado
para la salvación del mundo”. Cristo, pues, es la puerta de nuestra salvación, que
lleva a la reconciliación, a la paz y a la unidad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)