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IV semana de Pascua (Año Par)
Miércoles
Jn 12, 44-50
Yo he venido al mundo como luz . La luz de la cual Jesús nos habla en el
Evangelio es la de la fe, don gratuito de Dios, que viene a iluminar el corazón y a
dar claridad a la inteligencia: “Pues el mismo Dios que dijo: „De las tinieblas brille la
luz‟, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de
la gloria de Dios que está en la faz de Cristo” (2 Co 4, 6). Por eso adquieren un
relieve especial las palabras de Jesús cuando explica su identidad y su misión: “Yo
soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá
la luz de la vida” (Jn 8, 12).
El encuentro personal con Cristo ilumina la vida con una nueva luz, nos
conduce por el buen camino y nos compromete a ser sus testigos. Con el nuevo
modo que Él nos proporciona de ver el mundo y las personas, nos hace penetrar
más profundamente en el misterio de la fe, que no es sólo acoger y ratificar con la
inteligencia un conjunto de enunciados teóricos, sino asimilar una experiencia, vivir
una verdad; es la sal y la luz de toda la realidad (cf. Veritatis splendor, 88).
Dios es luz, y el que permanece en Dios está en la luz, como Él también está
en la luz. Por lo tanto, ya que tenemos la dicha de haber sido liberados de las
tinieblas del error, debemos caminar siempre en la luz, como hijos que somos de la
luz. Jesús también nos dice: “Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5, 14). Este es el
otro mensaje de Jesús a sus discípulos. La luz tiene como característica disipar las
tinieblas, calentar lo que toca y exaltar sus formas. Así pues, para los cristianos, ser
luz del mundo quiere decir difundir por doquier la luz que viene de lo alto. Quiere
decir combatir la oscuridad, tanto la que se debe a la resistencia del mal y del
pecado, como la causada por la ignorancia y los prejuicios.
Contemplando la luz que resplandece sobre el rostro de Cristo resucitado,
aprendamos a vivir como “hijos de la luz e hijos del día” (1 Ts 5, 5), manifestando a
todos que “el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad” (Ef 5, 9).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)