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V semana de Pascua (Año Par)
Miércoles
Jn 15, 1-8
El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. Jesús nos enseña
que nuestra única esperanza de dar fruto, es nuestra unión con él: “Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
ustedes, si no permanecen en mí” (Jn 15, 4). “El que permanece en mí y yo en él,
ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer” (Jn 15, 5).
Para nosotros es muy importante tener esto presente. El apostolado es, en
primer lugar, el efecto de la gracia de Dios y solo secundariamente es el resultado
de nuestro esfuerzo; pero Jesús quiere que demos fruto del ciento o del sesenta por
uno: “La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así
como discípulos míos” (Jn 15, 8).
Sólo quien permanece íntimamente unido a Jesús -injertado en él como el
sarmiento en la vid- recibe la savia vital de su gracia. Sólo quien vive en comunión
con Dios produce frutos abundantes de justicia y santidad.
La Iglesia entera, cual rico “conjunto” de sarmientos, permanece en Cristo, en
la vid. De Él recibe la vida. “Sin Él ésta no puede hacer nada”, nada
verdaderamente salvífico. La salvación entera, toda la gracia, se encuentra en Él,
en Cristo. Y en nosotros: en los hombres, por Él y sólo por Él y por medio de Él.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)