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VI semana de Pascua (Año Par)
Lunes
Jn 15, 26-16.4
(Cfr. Juan Pablo II, Audiencia general, miércoles 17 de mayo de 1989)
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí. Jesús en el discurso de
despedida dirigido a los Apóstoles en el Cenáculo promete la venida del Espíritu
Santo como nuevo y definitivo defensor y consolador: “Yo pediré al Padre y os dará
otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a
quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce” (Jn 14, 16-17).
El Paráclito es llamado por Jesús “Espíritu de la verdad”. El Paráclito, en
efecto, es la verdad, como lo es Cristo: “El Espíritu es el que da testimonio, porque
el Espíritu es la verdad” (1 Jn 5, 6). Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es
de Dios no nos escucha. La misión del Hijo y la del Espíritu Santo se encuentran,
están ligadas y se complementan recíprocamente en la afirmación de la verdad y en
la victoria sobre el error. Los campos de acción en que actúa son el espíritu humano
y la historia del mundo.
“El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, dará testimonio de mí”. “Dará
testimonio”, es decir, mostrará el verdadero sentido del Evangelio en el interior de
la Iglesia para que ella lo anuncie de modo auténtico a todo el mundo. Siempre y
en todo lugar, incluso en la interminable sucesión de las cosas que cambian
desarrollándose en la vida de la humanidad, el “espíritu de la verdad” guiará a la
Iglesia “hasta la verdad completa” (Jn 16, 13).
Este testimonio del Espíritu de la verdad se identifica así con la presencia de
Cristo siempre vivo, con la fuerza operante del Evangelio, con la actuación creciente
de la redención, con una continua ilustración de verdad y de virtud. De este modo,
el Espíritu Santo “guía” a la Iglesia “hasta la verdad.
Por tanto, el “Paráclito”, el Espíritu de la verdad, es el verdadero “Consolador”
del hombre. Así es el verdadero Defensor y Abogado. Así es el verdadero Garante
del Evangelio en la historia: bajo su acción la Buena Nueva es siempre “la misma” y
es siempre “nueva”; y de modo siempre nuevo ilumina el camino del hombre en la
perspectiva del cielo con “palabras de vida eterna” (Jn 6, 68).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)