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VII semana de Pascua (Año Par)
Martes
Jn 17, 1-11
Padre, glorifica a tu Hijo . Jesucristo es el Hijo íntimamente unido al Padre; el
Hijo que “vive totalmente para el Padre” (cf. Jn 6, 57); el Hijo, cuya existencia
terrena total se da al Padre sin reservas. En efecto, Jesús “...Levantando sus ojos al
cielo, dijo: „Padre, lleg la hora; glorifica a tu Hijo para que tu hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne, para que a todos los que tú le diste
les dé Él la vida eterna'“ (Jn 17, 1-2).
Jesús reza por la finalidad esencial de su misión: la gloria de Dios y la
salvacin de los hombres. Y aade: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
único Dios Verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra,
llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, tú, Padre glorifícame
cerca de ti mismo con la gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo existiese”
(Jn 17, 3-5).
La resurrección de Jesús es el sello puesto por el Padre sobre el valor del
sacrificio de su Hijo; es la prueba de la fidelidad del Padre, según el deseo
formulado por Jesús antes de entrar en su pasión: “Padre, glorifica a tu Hijo, para
que tu Hijo te glorifique” (Jn 17,1). Desde entonces Jesús vive para siempre en la
Gloria del Padre, y por esto mismo los discípulos se sintieron arrebatados por una
alegría imperecedera al ver al Señor, el día de Pascua.
Además, el Espíritu Santo confirma la comunión perfecta entre el Padre y el
Hijo en el corazón del misterio pascual por medio de su propio don, que glorificando
al Hijo, glorifica también al Padre que lo envía. Y la eucaristía, como memorial de la
muerte y de la resurrección del Señor, es mucho más que un recuerdo de un
evento del pasado; representa sacramentalmente un acontecimiento siempre
actual, ya que la ofrenda de amor de Jesús en la cruz fue aceptada por el Padre y
glorificada por el Espíritu Santo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)