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VII semana de Pascua (Año Par)
Miércoles
Jn 17, 11-19
Padre, que ellos sean uno, como nosotros . El proyecto de Jesús es que sus
seguidores sean una comunidad, que tiene su origen en el amor con que él los
ama. Se trata de un amor que, derivando de aquel con que Jesús mismo los ha
amado, se remonta a la fuente del amor de Cristo hombre-Dios, es decir, la
comunión trinitaria.
Este misterio de comunión trinitaria, cristológica y eclesial, aflora en el texto
de san Juan, que hemos escuchado en el evangelio de hoy, que reproduce la
oración sacerdotal del Redentor en la última Cena. Esa tarde, Jesús dijo al Padre:
“No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra,
creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que
ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado” (Jn 17, 20-21). “Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno,
y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me
has amado a mí” (Jn 17, 23).
En esa oración final, Jesús trazaba el cuadro completo de las relaciones
interhumanas y eclesiales, que tenían su origen en él y en la Trinidad, y proponía a
los discípulos, y a todos nosotros, el modelo supremo de esa “comunión” que debe
llegar a ser la Iglesia en virtud de su origen divino; él mismo, en su íntima
comunión con el Padre en la vida trinitaria.
Este amor que Jesús enseña a sus seguidores, como reproducción de su
mismo amor, en la oración sacerdotal se refiere claramente al modelo de la
Trinidad. “Que ellos también sean uno en nosotros”, dice Jesús, “para que el amor
con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17, 26). Subraya que éste
es el amor con que “me has amado antes de la creación del mundo” (Jn 17, 24).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)