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Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Lc 22, 14-20
Hagan esto en memoria mía . Jesús anticipó sacramentalmente la entrega de
su vida, que haría al día siguiente en la cruz, y, además, quiso que ese sacrificio,
ofrecido bajo las especies de pan y vino, fuera renovado perpetuamente en la
Iglesia. Y es en la Santa Misa donde se renueva, donde vuelve a hacerse presente
el sacrificio único de Jesús por todos los hombres.
Cada domingo la Iglesia celebra el acontecimiento fundamental de nuestra fe:
la resurreccin de Cristo. En cada Misa, como reza la liturgia, “anunciamos la
muerte y proclamamos la resurreccin” del Seor. Para todo fiel catlico, la
participación de la Santa Misa dominical es, al mismo tiempo, un deber y un
privilegio; una dulce obligación de corresponder al amor de Dios por nosotros, para
dar después testimonio de ese amor en nuestra vida diaria. Por eso, si no es por
graves motivos, ninguno puede sentirse dispensado de ella.
La Santa Misa es el acto de culto más excelente que la Iglesia entera tributa a
Dios; es la fuente de la vida cristiana; es el encuentro que Cristo quiere tener con
sus hermanos los hombres para nutrirlos con el alimento que no perece, para
bendecirlos y fortalecerlos en sus pruebas. ¡Buscad a Cristo en la Sagrada
Eucaristía! ¡Amémoslo de corazón! Y para recibirlo de manera digna y como El lo
merece, no dejemos de prepararos, cuando sea preciso, mediante el sacramento de
la Penitencia.
Para una familia cristiana, el cumplimiento del precepto dominical tiene que
ser motivo fundamental de alegría y de unidad. En la Santa Misa del domingo, que
encuentra en la asistencia a la parroquia su expresión más genuina, cada familia
hallará la fortaleza interior necesaria para afrontar con renovada fe y esperanza las
dificultades inevitables, propias de nuestra condición de criaturas. Que nuestra
Señora de la Soledad enseñe a todas las familias a ser fieles en acudir a la fuente
de gracia que es la Santa Misa, para responder a la voluntad de Cristo Sumo y
Eterno Sacerdote, que nos dice: Hagan esto en memoria mía.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)