Hacer aquí y ahora lo que es justo
2011-11-06
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es
semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del
esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas
llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las
previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara.
Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oy un grito: „¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!‟ Se
levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas,
y las descuidadas dijeron a las previsoras: „Dennos un poco de su aceite, porque
nuestras lámparas se están apagando‟. Las previsoras les contestaron: „No, porque
no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y
cmprenlo‟.
Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas
entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las
otras jvenes y dijeron: „Seor, seor, ábrenos‟. Pero él les respondi: „Yo les
aseguro que no las conozco‟.
Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”. Palabra del Seor.
Oración introductoria
Señor, qué fácilmente puedo dejarte a un lado, en un segundo plano, y acordarme
de Ti sólo cuándo hay una necesidad o problema. Ese descuido, irresponsabilidad o
apatía me trae muchas consecuencias negativas porque debilita mi capacidad de
amar. Ayúdame, por medio de esta oración, a comprender la necesidad de
mantenerme siempre alerta, dispuesta a recibir tu gracia que me hace capaz de
transformarme y transformar mi mundo.
Petición
Señor, dame la gracia de tener un corazón alerta y vigilante, para obrar siempre el
bien.
Meditación
Hacer aquí y ahora lo que es justo
Otro elemento esencial del discurso escatológico de Jesús es la advertencia contra
los pseudomesías y contra las fantasías apocalípticas. Con esto se relaciona
también la invitación a la sobriedad y a la vigilancia, que Jesús ha desarrollado
ulteriormente en algunas parábolas, particularmente en la de las vírgenes sabias y
necias, así como en las palabras sobre el portero vigilante. Estas palabras muestran
precisamente cmo ha de entenderse el término “vigilancia”. No es un salir del
presente, un especular sobre el futuro, un olvidar el cometido actual; muy al
contrario, vigilancia significa hacer aquí y ahora lo que es justo, tal como se debería
obrar ante los ojos de Dios.
Mateo y Lucas transmiten la parábola del siervo que, al ver el retraso del retorno
del dueño y contando con su ausencia, se yergue ahora él mismo como dueño,
golpea a los siervos y a las siervas y se da a la buena vida. El siervo bueno, en
cambio, permanece siervo, sabe que debe rendir cuentas. Da a cada uno lo que le
corresponde y recibe alabanzas del dueño por haber actuado así: la verdadera
vigilancia es practicar la justicia. Ser vigilante significa saberse ante la mirada de
Dios y obrar como suele hacerse ante sus ojos» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret,
segunda parte, p. 21-22).
Reflexión apostólica
«Para vivir el ideal de la castidad dentro del propio estado de vida, los miembros
del Movimiento cultivan el precepto evangélico de la oración y de la vigilancia;
acuden filialmente a Dios nuestro Señor, fuente de la gracia y dador de todo don; y
fortalecen su alma con los sacramentos de la Eucaristía y de la reconciliación»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 187).
Propósito
Hacer un buen examen de conciencia para acercarme al sacramento de la
confesión.
Diálogo con Cristo
Perdón, Señor, por las veces que me he olvidado de Ti. Te pido perdón porque por
esa necedad he sido infiel a las innumerables gracias con las que has enriquecido
mi vida. Pongo todos esos talentos, mi tiempo y mi persona al servicio de tu
misión. Forja en mí un corazón verdaderamente cristiano, que sea el motor de mi
actividad apostólica. Confío en tu bondad infinita.
« La oración te dará la unión con Dios, el convencimiento, la motivación; el
sacrificio te dará la constancia, el espíritu de resistencia, ese no hundirse ante la
indiferencia, la vigilancia para no ser tragado por el devenir de los
acontecimientos»
( Cristo al centro, n. 1712).