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XI semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Mt 6, 19-23
Donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón . Y, ¿donde está nuestro
corazón?, ¿cuál es nuestro tesoro? Por tesoro debemos entender aquello que
valoramos y colocamos en nuestras vidas en primer lugar y que es parte
fundamental de ella, es aquello sobre lo que gravita nuestra existencia y que ocupa
nuestros pensamientos. Para muchos, incluso cristianos, su tesoro es el dinero, la
ambición, el poder, el afecto a personas concretas, etc. Dedican su vida a los bienes
de este mundo. Sin embargo, sabiendo que Cristo es Todo y todo fuera de Cristo es
nada, debemos hacer que Él sea nuestro Tesoro y que en Él, por lo tanto, esté
nuestro corazón.
San Juan de la Cruz escribe: adentrémonos en la espesura” en la espesura del
Amor de Dios, verdadero tesoro, verdadera felicidad. Y san Agustín dice que “Dios
es todo lo que deseamos” (cf. Tract. in Iohn., 4). Y en la medida que realmente a
deseemos a Dios, desearemos la verdadera vida, el amor mismo y la verdad,
porque sólo es Él es el verdadero tesoro, por le cual vale la pena darlo todo. Dios es
amor y su amor es el secreto de nuestra felicidad. Ahora bien, para entrar en este
misterio de amor no hay otro camino que el de perdernos, entregarnos: el camino
de la cruz.
No podemos dar el corazón más que a Dios, no podemos dejar que nos
esclavicen las cosas, cayendo en un materialismo que deja insatisfechas las
aspiraciones más profundas de la persona y impide encontrar la verdadera felicidad
que sólo se halla en Dios (cf. Sollicitudo rei socialis, 28). “Nos hiciste, Seor, para
Ti –grita San Agustín– e inquieto está nuestro corazn hasta que descanse en Ti”.
Esta es la gran verdad que da sentido a la vida –o al contrario el gran drama si se
rechaza–. ¡Cuántos buscan desesperadamente la felicidad sin darse cuenta de que
lo único que de veras puede saciar el corazón del hombre y de la mujer es Dios!
¡Cuántos esfuerzos inútiles, cuántas desilusiones, cuántos fracasos, por haber
puesto la confianza y el centro de la vida fuera de Dios!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)