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XII semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Mt 7, 1-5
Sácate primero la vida que tienes en el ojo . Con estas palabras Jesús nos da
una indicación de cómo ver los defectos de los demás. Por desgracia, a menudo
sentimos la tentación de condenar los defectos y los pecados de ajenos, sin lograr
ver los nuestros con la misma lucidez. ¿Cómo darnos cuenta si nuestro propio ojo
está libre o cubierto con una viga? Jesús responde: “Cada árbol se conoce por su
fruto” (Lc 6, 44).
Este sano discernimiento es don del Señor, y hay que implorarlo con oración
incesante. Al mismo tiempo, es conquista personal que exige humildad y paciencia,
capacidad de escucha y esfuerzo por comprender a los demás.
Ella, la Virgen del silencio y de la escucha, nos ayude a ser testigos y heraldos
valientes del Evangelio; nos enseñe a mirar a los demás con ojos llenos de
comprensión y bondad; y nos obtenga el don de una sabia prudencia en el trato con
nuestros hermanos.
Solemos hablar de la conversión de los demás. Pero la conversión debe
comenzar por nosotros mismos. No debemos mirar la paja en el ojo del hermano,
sin darnos cuenta de que tenemos una viga en nuestro ojo (cf. Mt 7, 3). Aquellos
que quieren ser salvados no se ocupan de los defectos del prójimo, sino siempre de
sus propias faltas, y así progresan.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)