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XII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Mt 8, 5-17
“Muchos vendrán de oriente y occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y
Jacob en el Reino de los cielos , mientras que los hijos del reino serán echados a las
tinieblas de fuera” ( Mt 8, 11-12). Aquí se observa claramente cómo la invitación a
entrar en el Reino se vuelve universal: Dios tiene intención de sellar una alianza
nueva en su Hijo, alianza que ya no será sólo con el pueblo elegido, sino con la
humanidad entera.
Jesús quiere inculcar la idea de que la fe en él, suscitada por el deseo de la
curación, está destinada a procurar la salvación que cuenta más: la salvación
espiritual. En esta perspectiva de salvación, Jesús pide, por tanto, la fe en su poder
de Salvador. En el caso del centurión, que acabamos de recordar, Jesús responde a
su fe: que se cumpla como has creído.
Así como Jesús se entristece por la “falta de fe” de los de Nazaret (Mc 6, 6) y
la “poca fe” de sus discípulos (Mt 8, 26), así se admira ante la “gran fe” del
centurión romano (cf Mt 8, 10).
Con esta fe nos hemos de acercar a Jesús en cada Eucaristía, a comer el pan
de los ángeles, el pan que se parte en nuestros altares, ofrecido a nuestra condición
de peregrinos en camino por las sendas del mundo, al cual no es posible acercarse
si no es con la humildad del centurión del Evangelio: “Señor, no soy digno de que
entres bajo mi techo”, con que diga una palabra quedaré sano (Cfr. Mt 8, 8; Lc 7,
6).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)