XIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Mt 9, 32-38
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos (cfr. Benedicto XVI, 7 de
mayo de 2006) : “Recordando esta recomendación de Jesús, percibimos claramente la
necesidad de orar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. No ha de
sorprender que donde se reza con fervor florezcan las vocaciones.
La santidad de la Iglesia depende esencialmente de la unión con Cristo y de la
apertura al misterio de la gracia que actúa en el corazón de los creyentes. Por ello quisiera
invitar a todos los fieles a cultivar una relación íntima con Cristo, Maestro y Pastor de su
pueblo, imitando a María, que guardaba en su corazón los divinos misterios y los meditaba
asiduamente (cf. Lc 2, 19). Unidos a Ella, que ocupa un lugar central en el misterio de la
Iglesia, podemos rezar:
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Padre,
haz que surjan entre los cristianos
numerosas y santas vocaciones al sacerdocio,
que mantengan viva la fe
y conserven la grata memoria de tu Hijo Jesús
mediante la predicación de su palabra
y la administración de los Sacramentos
con los que renuevas continuamente a tus fieles.
Danos santos ministros del altar,
que sean solícitos y fervorosos custodios de la Eucaristía,
sacramento del don supremo de Cristo
para la redención del mundo.
Llama a ministros de tu misericordia
que, mediante el sacramento de la Reconciliación,
derramen el gozo de tu perdón.
Padre,
haz que la Iglesia acoja con alegría
las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu Hijo
y, dócil a sus enseñanzas,
fomente vocaciones al ministerio sacerdotal
y a la vida consagrada.
Fortalece a los obispos, sacerdotes, diáconos,
a los consagrados y a todos los bautizados en Cristo
para que cumplan fielmente su misión
al servicio del Evangelio.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
María Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)