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XIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Mt 10, 24-33
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma . La
Palabra de Dios que acabamos de escuchar, contiene una llamada a la valentía y a
la fortaleza. A ellas nos invita Cristo de manera bien significativa. Hemos escuchado
que Él repite varias veces: “No tengan miedo"; "no tengáis miedo a los que matan
el cuerpo, que el alma no pueden matarla" (Mt 10, 28); "no teman a los hombres"
(cf. Mt 10, 26).
Y contemporáneamente, junto a estas llamadas decididas a la valentía, a la
fortaleza, resuena la exhortación: „Teman‟; "teman más bien a aquel que puede
perder el alma y el cuerpo en la gehena” (Mt 10, 28).
Estas dos llamadas, aparentemente opuestas, están recíprocamente tan
unidas entre sí, que la una deriva de la otra y la condiciona. Somos llamados a la
fortaleza y, a la vez, al temor. Somos llamados a la fortaleza ante los hombres y, a
la vez, al temor ante Dios, y éste debe ser el temor del amor, el temor filial. Y
solamente cuando este temor penetra en nuestros corazones podemos ser
realmente fuertes con la fortaleza de los Apóstoles, de los mártires, de los
confesores.
Nosotros, pues, debemos confesar la fe y dar testimonio con tal fuerza y
capacidad que no caiga sobre nosotros la responsabilidad de que nuestra
generación haya renegado de Cristo ante los hombres. Debemos también ser
prudentes "como serpientes y sencillos como palomas" (Mt 10, 16).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)