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XVII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Mt 13, 31-35
El grano de mostaza se convierte en un arbusto y los pájaros hacen sus nidos
en las ramas . Cristo pregunta: “¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?
¿Qué parábola usaremos?” (Mc 4, 30). Y responde: “Con un grano de mostaza: al
sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más
alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden
cobijarse y anidar en ellas” (Mc 4, 31-32).
Jesús dice, en la breve parábola del grano de mostaza, que “una vez crecida,
es la más grande de las hortalizas” (Mt 13,32); por tanto, es una semilla que posee
su fuerza, aunque no es evidente y de inmediato, antes bien, necesita muchos
cuidados para madurar. Hay una especie de secreto elemental que forma parte de
la sabiduría campesina: para asegurar cualquier cosecha en la estación justa, es
preciso cuidar todo, desde el terreno hasta la simiente; prestar atención a todo,
desde lo que la hace crecer hasta lo que obstaculiza su desarrollo.
El inicio y desarrollo del Reino de los Cielos afirma el Señor es humilde y
silencioso en el mundo y en cada corazón, tal y como lo es el desarrollo de una
pequeñísima semilla de mostaza, semilla de aproximadamente uno o dos
milímetros de diámetro. También esto iba en contra de la expectativa que se habían
formado en torno a la manifestación del Reino de los Cielos, que había de ser súbita
y espectacular, en medio de fulgores y anunciándose con trompetas. Según el
Señor su crecimiento y difusión sería lenta, aunque habría de alcanzar todos los
confines de la tierra, del mismo modo que la levadura fermenta toda la masa. Su
lento crecimiento y desarrollo habría de durar hasta el fin de los tiempos, al volver
Cristo glorioso a juzgar al mundo.
Que seamos como los granos de mostaza, granos humildes, pero que,
convertidos en árboles, podemos ser bosques para que sea Dios quien actúe a
través nuestro en nuestro mundo, tan necesitado de Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)