Ciclo A. XXXII Domingo del Tiempo Ordinario A
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos:
Antes de irse, el señor de la parábola (Mt 25, 14-30) dej 5 “talentos” (=5
quintales de plata u oro, no lo sabemos) a uno de sus trabajadores, 2 a otro y 1 a
un tercero. En cualquier caso una fortuna a cada uno, para que la hicieran rendir
según sus capacidades. Digamos cuanto antes, que a cada uno, aún al que menos,
le dej lo suficiente y la indicacin de hacer crecer la fortuna (los “talentos”).
¿Sabemos ya cuántos “talentos” (en términos de salud, inteligencia y tiempo) nos
ha dejado el Señor a cada uno de nosotros? ¿Como 1, como 2, como 5…? Es
importantísimo que lo sepamos (que nos conozcamos), para saber vivir según
nuestras posibilidades y para saber a qué atenernos al juzgar la vida de los demás.
También para saber cuánto habrá de exigirnos el Señor cuando vuelva y tengamos
que rendirle cuentas.
La importancia de esta parábola no está tanto en la invitación a ser precavidos y
permanecer en vigilante y activa espera, que nos hizo en la de las 10 vírgenes (Mt
25, 1-13); está en la invitación a hacer rendir los dones, que nos ha dado. Los
dones con los que venimos al mundo son desiguales, pero son iguales tres cosas: 1.
La obligación de esforzarnos y arriesgarnos por hacerlos rendir al máximo. 2. Cada
uno según lo recibido (de aquí la importancia de conocerse bien). Que quien recibió
2 no se empeñe ni sufra por no dar como 5, y viceversa, quien recibió 5 no se
limite ni contente con dar como 2 y menos como uno. 3. La retribución del Señor a
quienes han cumplido al máximo, será equitativamente la misma, sin importar si
recibieron 1, 2 5 “talentos”.
“Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor, como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante; pasa al banquete de tu seor” (Mt 25, 21). Es lo que dijo
Jesús a quienes recibieron 5 y 2 “talentos” y supieron trabajarlos. Y es lo que
habría dicho a quien recibi slo 1 “talento”, si hubiera sabido trabajarlo.
Lamentablemente no fue así. En la parábola, quien recibi slo 1 “talento” tuvo
miedo de arriesgar el don recibido y lo enterró (lo ocultó). Es lo que dijo, para
excusar su nula ambición y mucha flojera, tanta que ni se molestó en llevar la plata
al banco para ganar intereses. Lo que el hombre dijo e hizo, Jesús lo condenó por ir
contra el plan de Dios, que quiere la superación de la persona y la colaboración en
el desarrollo del mundo. Tanto es esto así que Jesús ordena dar ese “talento
perdido” a quien tiene diez, y dice la frase que constituye el punto central de la
parábola: “a quien tiene más (rinde más) se le dará más…”
Jesús nos anima a rendir más para tener más, pero al mismo tiempo nos previene,
dando a la parábola un unhappy end: al trabajador negligente y perezoso se le
quitará el extra que se le dio, se le privará de lo que tenía y se lo echará a las
tinieblas exteriores en las que será el llanto y el crujir de dientes, según la
expresión tantas veces usada por Jesús.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)