EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
I Domingo de Adviento B
Libro de Isaías 63,16b-17.19b.64,2b-7.
Porque tú eres nuestro padre, porque Abraham no nos conoce ni Israel se acuerda
de nosotros. ¡Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre
desde siempre!
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para
que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu
herencia!
¡Desde hace mucho tiempo, tú no nos gobiernas, y ya no somos llamados por tu
Nombre! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante
de ti,
Cuando hiciste portentos inesperados,
que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios,
fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él.
Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos.
Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra
ti.
Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo
sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como
el viento.
No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti,
porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.
Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tu, nuestro
alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!
Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el
trono sobre los querubines,
Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el
trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en
Cristo Jesús.
En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la
palabra y las del conocimiento,
en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta
ningún don de la gracia.
El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la
Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo,
nuestro Señor .
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus
servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en
vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al
atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".
Comentario del Evangelio por
San Elredo de Rievaulx (1110-1167), monje cisterciense
Sermón para Adviento
La venida del Señor
Ha llegado para nosotros, queridos hermanos, el momento en que debemos
"cantar la bondad y la justicia del Señor" (Sal 100,1). Se trata de la venida del
Señor, la venida del Maestro de todo el que viene y que vendrá (Ap 1,8). Pero,
¿cómo y de dónde va a venir, cómo y de dónde viene? ¿No había dicho: "¿no lleno
el cielo y la tierra? "(Jer 23,24) ¿Cómo viene, entonces, del cielo a la tierra, si es él
quien llena el cielo y la tierra? Escucha el Evangelio: "Estaba en el mundo y el
mundo fue hecho por él y el mundo no lo conoció" (Jn 1:10). Él está presente y
ausente al mismo tiempo: presente, porque estaba en el mundo; ausente, porque
el mundo no lo había conocido... ¿Cómo no iba a estar lejos, si no fue reconocido,
ni creído, ni temido, ni amado? ...
Viene para que le conozcamos, aquel que no fue reconocido; para que le creamos,
aquel en que no creímos; para que le temamos, aquel que no fue temido; para que
le amemos, aquel que no fue querido.
El que estuvo presente en su naturaleza, viene en su misericordia... Pensad
en Dios y ver lo que significa para él dejar tanto poder, cómo se humilla tan gran
potencia, cómo se debilita tanta fuerza, y cómo se hace irracional tanta sabiduría.
¿Era, acaso, un deber de justicia para con los hombres? ¡Por supuesto que no! ...
En verdad, Señor, no es mi justicia, sino tu misericordia, la que te ha guiado;
no es tu pobreza, sino mi necesidad. En efecto, tú has dicho: "La misericordia se
construye en el cielo" (Sal 88,3). Así es, ya que la pobreza abundaba en la tierra. Y
es por eso que "Yo cantaré para ti, Señor, la misericordia" que has demostrado con
tu venida... Cuando se mostró humilde en su humanidad, poderoso en sus
milagros, fuerte contra la tiranía de los demonios, suave en la acogida de los
pecadores, todo esto proviene de su misericordia, todo esto proviene de sus
entrañas bondadosas. Por eso, "Cantaré, Señor, tu misericordia" que has
demostrado desde tu primera venida. Y con razón, porque "la tierra está llena de la
misericordia del Señor" (Salmo 118,64).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”