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Día litúrgico: Martes XXXIII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 19,1-10): En aquel tiempo, () Zaqueo, que era jefe de
publicanos, y rico, trataba de ver quién era Jesús. () Se subi a un sicmoro para
verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista,
le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa».
Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban (). Zaqueo, puesto en pie, dijo al Seor: Daré,
Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le
devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa
().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La "Vida" eterna no es simplemente "lo que viene después"
Hoy saboreamos el "cambio de ambiente" que se produce alrededor de Zaqueo con
su conversión. Esa vida plena, de reposo y justicia, de paz y comunión —lo que
esperamos de la "Vida" eterna— podemos pregustarla ya (en el tiempo) viviendo en
comunión con Dios.
La "Vida" eterna no es simplemente "lo que viene después" y de lo que nosotros
ahora no podríamos formarnos ninguna idea. Como se trata de una "forma de
existencia", puede estar ya presente en el seno de nuestra vida material, como lo
nuevo, lo otro, lo mayor, aunque de modo fragmentario e incompleto. En la
contemplación del Dios vivo podemos llegar a algo así como al fundamento
originario de nuestra alma: un "Amor poderoso" que ya no nos puede ser
arrebatado a través de las vicisitudes de la vida, y del que procede la alegría y el
impulso para ir avanzando.
—Señor, la "Vida" eterna existe en medio de la fluidez de la temporalidad allí donde
nosotros alcanzamos el "cara a cara" contigo.
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