EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la I Semana de Adviento
Libro de Isaías 11,1-10.
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor
-y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá
por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país;
herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al
malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero
y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león
comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora,
meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del
Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la
buscarán y la gloria será su morada.
Salmo 72(71),1.7-8.12-13.17.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de
reyes,
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él
sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Evangelio según San Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y
dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque
así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre,
como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los
ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo
vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Comentario del Evangelio por
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo y doctor de la Iglesia
3er Discurso para la Novena de Navidad
«Lo que has escondido a los sabios y entendidos, lo has revelado a los más
pequeños»
Considera cómo, después de tantos siglos, después de tantas plegarias y
suspiros, vino, nació y se dió todo a nosotros el Mesías, que no fueron dignos de
ver los santos patriarcas y profetas; el suspirado de los gentiles, el deseado de los
collados eternos, nuestro Salvador: Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.
El Hijo de Dios se empequeñeció para hacernos grandes; se dio a nosotros para que
nosotros nos diéramos a Él; vino a demostrarnos su amor, para que le
correspondiésemos con el nuestro. Recibámoslo, pues, con afecto, ámennosle y
recurramos a Él en todas nuestras necesidades.
¡Oh amable Jesús, tan despreciado por mi!, bajasteis del cielo para
rescatarnos del infierno y daros por completo a nosotros, y ¿cómo pudimos tantas
veces despreciaros y volveros las espaldas? ¡Oh Dios!, los hombres son tan
agradecidos con las criaturas, que, si alguien les hace un regalo, si les envía una
visita lejana, si les da cualquier prueba de afecto, no se olvidan y se sienten
forzados a corresponder. Y, a vuelta de esto, ¡son tan ingratos con vos, que sois su
Dios, y tan amable que por su amor no rehusasteis dar sangre y vida !Mas, ¡ay de
mi, que fui peor que los demás, por haber sido más amado y más ingrato. ¡Ah!, si
las gracias que me dispensasteis las hubierais dado a un hereje, aun idolatra, se
habrían hecho santos, y yo os ofendí. Por favor, no os recordéis, Señor, de las
injurias que os hice.
Dijisteis que, cuando el pecador se arrepiente, os olvidáis de todos los ultrajes
recibidos: Ninguno de los pecados que cometió le será recordado. Si en lo pasado
no os amé, en lo futuro no quiero hacer más que amaros. Ya que os disteis
completamente a mí, os doy, en cambio, toda mi voluntad; con ella os amo, os
amo, os amo y quiero repetir siempre: os amo, os amo. Quiero vivir siempre
repitiendo lo mismo y así quiero morir, lanzando el postrer suspiro con estas suaves
palabras: Dios mío, os amo, para comenzar desde el punto en que entrare en la
eternidad con un amor contínuo hacia vos, que durara eternamente, sin dejar ya de
amaros. Entre tanto, Señor mío, único bien y único amor mío, me propongo
anteponer vuestra voluntad a todos mis placeres. Venga todo el mundo y lo
rechazo, que no quiero ya dejar de amar a quien me ha amado tanto; no quiero
disgustar más a quien merece por parte mía infinito amor. Secundad, Jesús mío,
este mi deseo con vuestra gracia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”