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Día litúrgico: Jueves XXXIII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a
Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en
este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque
vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán (…) y no dejarán en ti
piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Anuncio de la destrucción de Jerusalén
Hoy Jesucristo, llorando por Jerusalén, anuncia su final dramático, que llegaría el
año 70. Con la expulsión del procurador Gesio Floro y la defensa eficaz frente al
contraataque romano, en el año 66 comenzó la guerra judía. Pero no fue solamente
una guerra de los judíos contra los romanos, sino periódicamente también una
guerra en buena parte civil entre corrientes judías rivales. Esto fue lo primero que
dio a la batalla por Jerusalén tanta atrocidad.
Las palabras de Jesús manifiestan ante todo su amor profundo por Jerusalén, su
lucha apasionada para lograr el "sí" de la Ciudad Santa al mensaje que Él ha de
transmitir. Pero el núcleo de sus palabras no apunta a las acciones exteriores de la
guerra y la destrucción, sino al final en el sentido histórico-salvífico del Templo, que
se convierte en la casa que "queda vacía": deja de ser el lugar de la presencia de
Dios.
—Jesús, nuevo Templo de Dios, te pido perdón por las veces que no he sabido
acogerte.
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