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XX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
( Mt 19, 23-30)
Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre
en el reino de los cielos. Jesús afirma que todos necesitan hacer una opción
fundamental acerca de los bienes de la tierra: liberarse de su tiranía. Nadie -dice-
puede servir a dos señores. O se sirve a Dios o se sirve al dinero (cf. Lc 16, 13; Mt
6, 24). La idolatría del dinero, es incompatible con el servicio a Dios. Jesús nos hace
notar que los ricos se apegan más fácilmente al dinero, y les resulta difícil dirigirse
a Dios: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el reino de Dios! Es
más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en
el reino de Dios” (Lc 18, 24-25; cf. par.).
Jesús advierte acerca del doble peligro de los bienes de la tierra, a saber, que
con la riqueza el corazón se cierre a Dios, y se cierre también al prójimo, como se
ve en la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31). Sin
embargo, Jesús no condena de modo absoluto la posesión de los bienes terrenos: le
apremia más bien recordar a quienes los poseen el doble mandamiento del amor a
Dios y del amor al prójimo.
Por su parte san Beda ensea que, “Es mucha la diferencia que hay entre
tener riquezas y amarlas, y es por ello que no dijo Salomn “que el que tiene las
riquezas, no saca fruto de ellas, sino el que las ama” (ver Ecle 5,9). Expone el
Señor a sus asombrados discípulos el sentido de las palabras antedichas de este
modo: “Pero Jesús, volviendo a hablar, les aadi: ¡Ay, hijitos míos, cuán difícil
cosa es que los que ponen su confianza en las riquezas entren en el Reino de
Dios!”. En donde es de notar que no dice: ¡Cuán imposible es! sino ¡cuán difícil es!
Porque lo que es imposible no se puede hacer de ningún modo, mientras que lo
difícil sí, aunque cueste mucho trabajo”..
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)