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XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Mt 23, 13-22
¡Ay de ustedes, guías ciegos ! Reciben el epíteto de ciegos, los guías
espirituales del pueblo elegido, les reprocha Jesús su ceguera: “Son ciegos que
guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo” (Mateo
15,14). La ceguera de escribas y fariseos se pone singularmente de manifiesto ante
los signos y milagros que hace Jesús.
Los discípulos de Jesús no están exentos de incurrir en la misma insensibilidad
y hacerse merecedores del mismo juicio. A continuación del reproche a los escribas
Jesús, vuelto hacia Pedro lo amonesta: “¿También ustedes están todavía sin
inteligencia?” (15,16). Los discípulos tienen que guardarse de la levadura de los
escribas y fariseos, que es la incredulidad y la hipocresía, porque les es igualmente
fácil incurrir en ellas. Por eso los ayes de Jesús, pueden tener también algo de
advertencia disuasoria para sus propios discípulos: “¡Ay de ustedes escribas y
fariseos hipócritas! (...) ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el
Santuario que hace sagrado el oro? (...) ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la
ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? (...) ¡Guías ciegos que cuelan el
mosquito y se tragan el camello!” (Mt 23,13-32).
Es éste un tema de la predicación de Jesús que pone de manifiesto otra faceta
del pecado de acedia: la ceguera hereditaria para reconocer a los mensajeros de
Dios: "¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Ustedes siempre
resisten al Espíritu Santo! ¡Como fueron sus padres así son ustedes! ¿A qué profeta
no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la
venida del Justo, de aquél a quien ustedes ahora han traicionado y asesinado,
ustedes que recibieron la Ley por mediación de ángeles y no la han guardado”
(Hechos 7,51-53).
Esta ceguera a muchos les impide ver la Gloria de Dios y por eso preguntan:
“¿Dónde está su Dios?”. Son ciegos para la Omnipresencia, que es, en cambio,
evidente para los humildes y sencillos. Que por intercesión de María, sepamos
contemplar desde la fe, con los ojos del alma los ojos de Jesús misericordioso, para
descubrir en la profundidad de esta mirada el reflejo de su vida, así como la luz de
la gracia que hemos recibido ya tantas veces, y que Dios nos reserva para todos los
días y para el último día.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)