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XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miércoles
Mt 23, 27-32
Ustedes son hijos de los asesinos de los profetas. Ya en el Antiguo Testamento
aparecen muchos personajes que sufren problemas y experimentan dificultades por
el hecho de mantenerse fieles a la voluntad de Dios en la propia vida. El mensaje
de los profetas, mensaje de parte de Dios resultó incómodo, sobre todo a las
autoridades, y por eso los persiguieron. Pero los profetas se mantienen fieles, no
pierden la esperanza, sigue confiando en el Señor.
El Profeta es el que, en nombre de Dios, anuncia y denuncia. Anuncia el Reino
de Dios, o sea la justicia -«busquen primero el Reino de Dios y su justicia…” (Mt
6,33)- y denuncia la injusticia del poder, del dinero y del prestigio, que es lo que
constituye “el pecado del mundo”.
Aquel que se siente tocado por la denuncia, tratará de defenderse. Para ello,
procurará anular al profeta, bien matándolo, bien desprestigiándolo, bien
desautorizándolo o bien despreciándolo. O sea, matará al mensajero.
El ejemplo por antonomasia es el de Jesús. Su conducta era tan escandalosa y
su doctrina era tan innovadora. Jesucristo impugna todo género de poder terrenal,
el poder económico explotador, el poder militar homicida, el poder social de las
clases y las castas, el poder político que avasalla a los ciudadanos, el poder
religioso que tiraniza las conciencias.
Cristo es el perseguido modelo, el prototipo de cuantos sufren persecución.
Nadie como él tuvo hambre y sed de justicia, hasta el punto de ser perseguido y
muerto por defenderla. Y «todo el que se proponga vivir como buen cristiano, será
perseguido» (2 Tim 3,12). El Buen cristiano es el buen seguidor de Cristo.
No es necesario que la persecución sea siempre sangrienta. Cristo incluía los
insultos, el menosprecio, las calumnias entre las formas de persecución (Mt 5,11;
Lc 6,22). San Mateo enumera tres clases de malos tratos: injurias, persecución y
calumnia; san Lucas habla de cuatro: odio, expulsión, injurias y proscripción del
nombre. Pero “Dichosos ustedes cuando los injurien y los persigan y los calumnien
por mi causa” (Mt 5,11).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)