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XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Jueves
Mt 24, 42-51
Estén preparados. Insiste el Señor en la necesidad de la vigilancia aún cuando
la espera se alargue. Él viene inexorablemente: “estén preparados, porque a la
hora que menos piensen viene el Hijo del hombre”. Su venida será inesperada,
como inesperada es la venida de un ladrón en la noche.
San Gregorio dice que el Señor “Viene cuando nos llama a juicio, pero llama
cuando da a conocer por la fuerza de la enfermedad que la muerte está próxima. Y
le abrimos inmediatamente si lo recibimos con amor. No quiere abrir al juez que
llama el que teme la muerte del cuerpo y se horroriza de ver a aquel juez a quien
se acuerda que despreció. Pero aquel que está seguro por su esperanza y buenas
obras, abre inmediatamente al que llama porque cuando conoce que se aproxima el
tiempo de la muerte, se alegra por la gloria del premio. Por esto añade:
„Bienaventurados aquellos siervos, que hallare velando el Señor, cuando viniere‟.
Vigila aquel que tiene los ojos de su inteligencia abiertos al aspecto de la luz
verdadera, el que obra conforme a lo que cree y el que rechaza de sí las tinieblas
de la pereza y de la negligencia”.
Y, por su parte, San Cirilo: añade que “Así pues, cuando venga el Señor y
encuentre a los suyos despiertos y ceñidos, teniendo la luz en su corazón, entonces
los llamará bienaventurados”. Por tanto, en toda circunstancia, cada uno debe
esperar, con la gracia de Dios, “perseverar hasta el fin” y obtener el gozo del Cielo,
como eterna recompensa de Dios por las obras buenas realizadas con la gracia de
Cristo. En la esperanza, la Iglesia implora que “todos los hombres se salven” (1Tim
2,4).
Santa Teresa de Jesús al respecto enseña: “Espera estar en la gloria del Cielo
unida a Cristo, su esposo: “Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la
hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo
cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que mientras más peleares, más
mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y
deleite que no puede tener fin”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)