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XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Mt 25, 1-13
Ya viene el esposo, salgan a su encuentro. Con esta imagen esponsal se quiere
subrayar la unidad de Cristo y de la Iglesia. El tema de Cristo esposo de la Iglesia
fue preparado por los profetas y anunciado por Juan Bautista (cf. Jn 3, 29). El
Señor se designó a sí mismo como “el Esposo” (Mc 2, 19; cf. Mt 22, 1-14; 25, 1-
13). El apóstol presenta a la Iglesia y a cada fiel, miembro de su Cuerpo, como una
Esposa „desposada‟ con Cristo Señor para „no ser con él más que un solo Espíritu‟
(cf. 1 Co 6,15-17; 2 Co 11,2). Ella es la Esposa inmaculada del Cordero inmaculado
(cf. Ap 22,17; Ef 1,4; 5,27), a la que Cristo “amó y por la que se entregó a fin de
santificarla” (Ef 5,26), la que él se asoció mediante una Alianza eterna y de la que
no cesa de cuidar como de su propio Cuerpo (cf. Ef 5,29).
Así, pues, Como cabeza Cristo se llama „esposo‟ y como cuerpo „esposa‟. San
Pablo presenta a la única Iglesia de Dios como “esposa de Cristo” en el amor, un
solo cuerpo y un solo espíritu con Cristo mismo. En efecto, la Iglesia es el Cuerpo
de Cristo, es „Iglesia de Dios‟, “campo de Dios, edificación de Dios, (...) templo de
Dios” (1 Co 3, 9.16).
En la segunda carta a los Corintios el apóstol San Pablo compara a la
comunidad cristiana como a una novia, cuando dice: “Celoso estoy de ustedes con
celos de Dios. Pues os tengo desposados con un solo esposo para presentaros cual
casta virgen a Cristo” (2 Co 11, 2); y en la carta a los Efesios desarrolla esta
imagen, precisando que la Iglesia no es sólo una esposa prometida, sino esposa
real de Cristo. Él, por así decirlo, la ha conquistado para sí, y lo ha hecho al precio
de su vida: como dice el texto, “se ha entregado a sí mismo por ella” (Ef 5, 25).
En la oración, el discípulo espera atento al Esposo, Jesús, que “es y que
viene”, en el recuerdo de su primera venida en la humildad de la carne, y en la
esperanza de su segundo advenimiento en la gloria. En comunión con su Maestro,
la oración de los discípulos es un combate, y velando en la oración es como se
espera al esposo para cuando llegue.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)