Viernes 18 de Noviembre de 2011
Viernes 33ª semana de tiempo ordinario 2011
1Macabeos 4,36-37.52-59
En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron: "Ahora que tenemos
derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo." Se reunió toda la
tropa, y subieron al monte Sión. El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del
mes noveno, qu es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la
ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día
en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos
y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y
alabando a Dios, que les había dado éxito. Durante ocho días, celebraron la
consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de
alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas.
Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo
entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se
conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos,
durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.
Interleccional: 1Crónicas 29,10-13
R/Alabamos, Señor, tu nombre glorioso.
Bendito eres, Señor, / Dios de nuestro padre Israel, / por los siglos de los
siglos. R.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, / la gloria, el esplendor, la
majestad, / porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo. / De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo, / en tu mano está el poder y la fuerza, / tú
engrandeces y confortas a todos. R.
Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los
vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros
la habéis convertido en una "cueva de bandidos"." Todos los días enseñaba en el
templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban
quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque
el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
COMENTARIOS
Jesús, Mesías humilde y pacífico, purifica el Templo. Al entrar, echa a los que
se apoderaron de la Casa de Dios para hacerla como una cueva de asaltantes. La
Casa de Dios es lugar de encuentro, alegría, fiesta y oración para el pueblo, tantas
veces humillado en su dignidad y avasallado en sus derechos. Hacia el Templo
peregrinan los pobres para encontrarse con Dios que los hace libres.
El Templo dejó de ser casa de oración para convertirse en cueva de
asaltantes. Allí escondidos esperan al acecho los mercaderes, que se adueñan de
los bienes y de la vida de los más pobres. Jesús pone las cosas en su lugar. Para
que el pueblo pueda disfrutar del Templo, que es Casa de oración, los mercaderes
deben alejarse de él.
En el Templo ahora purificado ya, Jesús enseña diariamente a un pueblo que
está pendiente de sus palabras. La Iglesia, Pueblo de Dios, encuentra su razón de
ser cuando se pone a la escucha de la palabra de Jesús y se dispone a vivirla. Hoy
se necesita una Iglesia que, renovada por la Palabra, sea un recinto de verdad y de
amor.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)