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XXIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Lc 6, 6-11
Estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado . En el texto
evangélico hemos escuchado que los adversarios de Jesús lo observaban para ver si
curaba el sábado o para poderlo acusar así de violación de la ley del Antiguo
Testamento.
Jesús conociendo a sus adversarios, antes de curar al hombre con la mano
seca, aquél día de sábado, en primer lugar, hace a los presentes esta pregunta:
“¿Es lícito en sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? y ellos callaban.
Y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al
hombre: Extiende tu mano. La extendió y le fue sanada la mano” (Mc 3, 5).
Jesús desafía a sus adversarios. El punto central de la enseñanza de Jesús se
descubre en la pregunta que los escribas y fariseos deben responderle: “¿En sábado
es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla?”
(6,9). Notemos el énfasis: el espíritu de la Ley del sábado (lo legal) es “hacer el
bien”, lo cual para Jesús es una forma concreta de “salvar una vida”; dejar de hacer
el bien –la omisión- es una mala acción, no puede haber un verdadero culto a Dios
cuando falta el interés por el prójimo. Jesús no da oportunidad de responder porque
la respuesta es obvia (esto se llama “pregunta retórica”); luego confirma su verdad
curando la mano del hombre delante de todos.
Jesús en este Evangelio nos enseña con su ejemplo que hay algo más fuerte
que el legalismo, y es precisamente el mandato de la caridad; es preferible la
misericordia con los demás que el cumplimiento frío de un precepto; el bien del
hombre está por delante del precepto.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)