Jueves 24 de Noviembre de 2011
Jueves 34ª semana de tiempo ordinario 2011
Daniel 6,12-28
En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron
orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: "Majestad, ¿no has
firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier
dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los
leones?" El rey contestó: "El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos
y persas." Ellos le replicaron: "Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te
obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día
hace oración a su Dios."
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a
Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos
hombres le urgían, diciéndole: "Majestad, sabes que, según la ley de medos y
persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable." Entonces el rey mandó
traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: "¡Que te salve
ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!" Trajeron una piedra, taparon con ella la
boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie
pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio,
pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo
al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: "¡Daniel, siervo del Dios
vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?"
Daniel le contestó: "¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces
de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco
he hecho nada contra ti."
El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al
sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el
rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con
sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado
y despedazado. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y
lenguas de la tierra: "¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos
respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su
reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y
prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones."
Interleccional: Daniel 3,68-74
R/Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. R.
Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.
Noche y día, bendecid al Señor. R.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.
Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.
Bendiga la tierra al Señor. R.
Lucas 21,20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén
sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén
en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que
estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en
que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este
pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones,
Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su
hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de
las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres
quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al
mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en
una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos,
alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación."
COMENTARIOS
Jesús compone los primeros compases de la teología de la progresiva
liberación del hombre de los poderes injustos. Es una historia lenta, llena de dolor y
de malas noticias -las que nos ofrecen cada día por la radio, la televisión y en los
periódicos-, pero irreversible. Es la última etapa de la evolución del hombre, el
Hombre, sin más adjetivos, que ha empezado en el momento de la muerte de
Jesús. La gloria de este Hombre se irradia a través de todos los portadores de paz y
de buenas noticias, de todos los hombres y mujeres que trabajan para construir
una sociedad más justa, que ponen sus talentos al servicio de los marginados y
desamparados. Es la otra Historia, la que no consta en los libros de historia ni en
los archivos de las coronas o repúblicas. Una historia que se escribe día tras día, no
con letras de molde ni con eslóganes televisivos, sino con actos de servicio.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de Fundación ÉPSILON)