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XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lc 9, 18-22
Tú eres el Mesías de Dios. Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho.
Antes de esta profesión de fe, Jesús hizo una pregunta a los discípulos que iban de
camino con él. Y a los cristianos que avanzan por los caminos de nuestro tiempo les
hace también esa pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?
Como sucedió hace dos mil, también hoy con respecto a Jesús hay diversidad
de opiniones. Algunos le atribuyen el título de profeta. Otros lo consideran una
personalidad extraordinaria, un ídolo que atrae a la gente. Y otros incluso lo creen
capaz de iniciar una nueva era.
“Y ustedes, ¿quién decís que soy yo?” (Lc 9, 20). Esta pregunta no admite una
respuesta „neutral‟. Exige una opción de campo y compromete a todos. También
hoy Cristo nos pregunta a nosotros en este día: ustedes, católicos ¿quién dicen que
soy yo?
La pregunta brota del corazón mismo de Jesús. Quien abre su corazón quiere
que la persona que tiene delante no responda sólo con la mente. La pregunta
procedente del corazón de Jesús debe tocar nuestro corazón. ¿Quién soy yo para
ustedes? ¿Qué represento yo para ti? ¿Me conoces de verdad?, ¿eres mi testigo?
¿Me amas? (Cfr. Juan Pablo II, Plaza de los Héroes de Viena, 21 de junio de 1998).
San Pedro hacer una especial profesión de fe en Jesús: “Tú eres el Mesías”. A
lo que el Señor añade que su mesianismo y su misión redentora tienen que ir
unidas al sacrificio de la cruz. Pedro y los demás Apóstoles, a diferencia de la mayor
parte de la gente, creen que Jesús no es sólo un gran maestro o un profeta, sino
mucho más. Tienen fe: creen que en él está presente y actúa Dios.
La Virgen María, que creyó en la Palabra del Señor, no perdió su fe en Dios
cuando vio a su Hijo rechazado, ultrajado y crucificado. Antes bien, permaneció
junto a Jesús, sufriendo y orando, hasta el final. Y vio el alba radiante de su
Resurrección. Aprendamos de ella a testimoniar nuestra fe con una vida de humilde
servicio, dispuestos a sufrir en carne propia por permanecer fieles al Evangelio de la
caridad y de la verdad, seguros de que nada de cuanto hagamos se pierde.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)