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XXVII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lc 11, 27-28
Dichosa la mujer que te llevó en su seno. Dichosos todavía más los que
escuchan la Palabra de Dios . Así respondió Jesús a una mujer que, maravillada por
sus milagros y por sus enseñanzas, impartidas con autoridad (cfr. Lc 4, 32), quería
elogiar a su madre, la cual debía de estar orgullosa de su hijo. El Señor, en cambio,
declaró bienaventurados a aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la guardan.
Escuchar la Palabra de Dios significa comprender lo que se proclama, meditar sobre
ese anuncio para que se vuelva parte de la vida concreta. En otra ocasión, para
evitar cualquier equivocacin, nuestro Seor Jesucristo precis: “Mi madre y mis
hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 8, 21).
Esta misma respuesta, si es una viva alabanza para la Virgen, como
interpretaron algunos Santos Padres y como lo ha confirmado el Concilio Vaticano
II, suena también para nosotros como una exhortación a vivir según los
mandamientos de Dios y es como un eco de otras llamadas del divino Maestro: “No
todo el que me dice: „Señor, Señor‟, entrará en el reino de los Cielos; sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 21) y "Ustedes son
amigos míos, si hacen cuanto les mando” (Jn 15, 14).
Para convertirse en miembros de la familia de Jesucristo, de su Iglesia, es
necesario por lo tanto escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Ahora la
Palabra de Dios es Jesús mismo, el Verbo eterno hecho carne (cfr. Jn 1, 14), aquél
que tiene palabras de vida eterna (cfr. Jn 6, 68).
La Palabra de Dios, conforta, alienta, nos entusiasma, nos calma nuestros
arrebatos, alivia nuestros pesares, nos da fuerza y valor, vence nuestros miedos,
aclara nuestros temores, nos alumbra en la oscuridad, vence los engaños, derrota
las falsedades.
La palabra de Dios, es la palabra de amor, que nos hará feliz escucharla y del
mismo modo practicarla. Jesús nos dice mucha claridad que si la oímos, la
guardamos, si la conocemos y la vivimos, es palabra nos traerá paz y salvación,
porque la Palabra salva a los que esperan en ella.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)