1
XXVIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miércoles
Lc 11, 42-46
¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, doctores de la ley! En el
texto evangélico escuchado hemos oído que Jesús choca con los fariseos y doctores
de la Ley, porque no se contentaba con interpretar la Ley de Moisés entre los
suyos, sino que “enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas” (Mt
7, 28-29). Con esta misma autoridad divina, desaprueba ciertas “tradiciones
humanas” (Mc 7, 8) de fariseos y doctores de la Ley, que “anulan la Palabra de
Dios” (Mc 7, 13).
Los fariseos y doctores de la ley hacían consistir la religión -es decir, la
relación con Dios- en el cumplimiento de unas tradiciones rituales; en cambio Jesús
no define esta relación por lo externo, sino por lo que procede del interior del ser
humano, de su mente y su corazón:
A los fariseos les dice que se olvidan de la justicia y del amor de Dios:
Cristo no les critica por cumplir la ley, ya que él es el primero en
cumplirla, sino por perder de vista que las leyes, divinas o humanas,
tienen sentido desde la perspectiva del amor y para ayudarnos a ser
mejores.
y a los doctores de la ley, cuando éstos le dicen que se mida, porque al
hablar así los está ofendiendo. El Señor afirmó que los doctores de la
Ley ponían pesadas cargas sobre otros, sin tocarlas ellos ni con un dedo
(Lc 11:46) . Denunció que en sus enseñanzas quitaban la llave del
conocimiento, no entrando, ni dejando entrar a otros (Lc 11: 52). Esta
es una solemne descripción aplicable a todos aquellos que en el
presente oscurecen la gracia de Dios torciendo Su palabra (Mt 22:35).
“Cuando salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a atacarle con
vehemencia y a acosarle con preguntas sobre muchas cosas, acechándole para
cazarle en alguna palabra” (Lc). Este es el fruto de la soberbia que no acepta la
corrección ni la verdad. A partir de ese momento la oposición a Jesús, por parte de
muchos fariseos y escribas, va ser frontal, cada vez más fuerte y contraria. La
razón última es que no quieren convertirse.
La Palabra de Dios de hoy nos enseña que la verdadera relación con Dios va
unida inseparablemente a la relación constructiva con nuestros prójimos, con todos
los seres humanos. Por lo tanto, cuando nos reunimos para celebrar la eucaristía,
somos invitados por Él a asumir y llevar a la práctica el compromiso de realizar en
nuestra vida cotidiana lo que celebramos en la Eucaristía, para no quedarnos en un
mero ritualismo.
2
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)