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XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lc 12, 54-59
Si saben interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no
interpretan entonces los signos del tiempo presente? Con estas palabras Jesús nos
exhorta a confrontarnos con las realidades de nuestra época. Si, por una parte,
nuestro corazón no se debe separar jamás de la contemplación del misterio de
Dios, por otra, es preciso que mantengamos la mirada fija en los acontecimientos
del mundo y de la historia. A este respecto, el concilio Vaticano II afirmó que es
deber permanente de la Iglesia “escrutar a fondo los signos de los tiempos e
interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, de manera acomodada a cada
generación, pueda responder a los perennes interrogantes de los hombres sobre el
sentido de la vida presente y futura y sobre la relación mutua entre ambas” (GS 4).
En otras palabras, ¿Qué me pide Dios en mida como cristiano, cristiana, de
acuerdo con las circunstancias del mundo en el que estoy viviendo, a la luz del
Evangelio? Interpretar los signos de los tiempos a la luz de la fe significa reconocer
y hacer presente la presencia de Cristo en los que están lejos y en los que están
cerca, dentro de nuestra familia, en nuestro corazón, como una novedad del amor
de Dios por todos y cada uno.
Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la
penitencia, de la conversión y de la fe, asumiendo nuestra misión como bautizados
y confirmados en el mundo donde cada quien está viviendo. Esta es la respuesta
adecuada al momento histórico, que estamos viviendo en nuestra Patria, en nuestra
Ciudad.
Para comprender y asumir nuestro rol en los signos del tiempo presente, es
necesario el estudio con la oración, la meditación y la búsqueda constante de la
voluntad del Señor. Así, podréis comprender más fácilmente “los signos de los
tiempos nuevos”. San Agustín expresaba esta misma exigencia con una fórmula de
singular eficacia: “oren para comprender” (De doctrina christiana, III, 56: PL 34,
89).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)