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XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lc 13, 1-9
Si no se arrepienten, perecerán de manera semejante. En el Evangelio
presentan a Jesús dos acontecimientos: una matanza de galileos que hizo Pilato, y
el asunto de los dieciocho hombres que murieron aplastados por la torre de Siloé.
Ante estos hechos, Jesús, a los de su tiempo, y hoy nosotros, nos dice lo mismo: si
ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Jesús nos invita a la penitencia y a la conversión : las desventuras, los
acontecimientos luctuosos, no deben suscitar en nosotros curiosidad o la búsqueda
de presuntos culpables, sino que deben representar una ocasión para reflexionar,
para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para fortalecer, con la ayuda del
Señor, el compromiso de cambiar de vida.
Frente al pecado, Dios se revela lleno de misericordia y no deja de exhortar a
los pecadores para que eviten el mal, crezcan en su amor y ayuden concretamente
al prójimo en situación de necesidad, para que vivan la alegría de la gracia y no
vayan al encuentro de la muerte eterna. Pero la posibilidad de conversión exige que
aprendamos a leer los hechos de la vida en la perspectiva de la fe, es decir,
animados por el santo temor de Dios.
En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse
interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos
de Dios, el cual, queriendo siempre y solamente el bien de sus hijos, por un
designio inescrutable de su amor, a veces permite que se vean probados por el
dolor para llevarles a un bien más grande.
Invoquemos a María santísima a fin de que nos ayude a cada uno a estar
siempre de vuelta hacia el Señor. Que Ella sostenga nuestra decisión firme de
renunciar al mal y de aceptar con fe la voluntad de Dios en nuestra vida.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)