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XXXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lc 18, 1-8
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a Él . Jesús, en la parábola del
evangelio de hoy nos enseña de una manera gráfica que es necesario “orar siempre
y no desfallecer”. Jesús para subrayar la "necesidad de orar siempre, sin
desfallecer", nos dice la parábola del juez injusto y de la viuda (cf. Lc 18, 1-5).
En la parábola, Jesús, nos habla de uno de los tipos más conocidos de oración:
la oración de petición. La oración exige dos condiciones:
La primera condición de la oración es la perseverancia;
la segunda, la humildad.
Seamos santamente tercos, con confianza. Pensemos que el Señor, cuando le
pedimos algo importante, quizá quiere la súplica de muchos años. ¡Insiste!..., pero
insiste siempre con más confianza. (Cfr. Forja.-535). Jesús nos insiste en que
permanezcamos en El, en permanecer en su amor, en que seamos sarmientos
injertados en la Vid, para dar frutos abundantes; Jesús advierte claramente: “Sin
mí no podéis hacer' nada” (Jn 15, 5) e invita a orar siempre sin desfallecer jamás
(Lc 18, 1).
Y la mejor manera de pedirte algo es rezando el Rosario: No dejemos de
inculcar con todo cuidado la práctica del Rosario, la oración tan querida de la Virgen
y tan recomendada por los Sumos Pontífices, por medio del cual los fieles pueden
cumplir de la manera más suave y eficaz el mandato del Divino Maestro: Pidan y
recibirán, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá” (Pió XI, Encíclica
Ingravescentibus malis, 29-IX-1937).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)