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XXXIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Lc 18, 35-43
¿Qué quieres que haga por ti? -Señor, que vea. El Señor encuentra a Bartimeo,
que había perdido la vista. Sus caminos se cruzan, se convierten en un único
camino. “Hijo de David, Jesús, ten compasin de mí!”, grita el ciego con confianza.
Replica Jesús: “Llámenle”, y aade: “Qué quieres que te haga?”. Dios es la luz y el
creador de la luz. El hombre es hijo de la luz, hecho para ver la luz, pero ha perdido
la vista, y se ve obligado a mendigar. A nuestro lado pasa el Señor, que se ha
hecho mendigo por nosotros: sediento de
Nuestra fe y de nuestro amor. “Qué quieres que te haga?”. Dios lo sabe, pero
pregunta; quiere que el hombre hable. Quiere que el hombre se levante, que
recupere la valentía para pedir lo que le corresponde por su dignidad.
Nuestro Padre Dios quiere oír de boca del hijo la libre voluntad de volver a ver
la luz, esa luz para la cual lo ha creado. “Maestro, que vea!”. Y Jesús le dice:
“Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante recobr la vista y le seguía por el camino”
( Mc 10,51-52).
Cristo Redentor ha venido a nosotros como Médico que sana. Acerquémonos a
Él con una fe viva y con la frecuencia de los sacramentos. Digámosle confiadamente
como el ciego del Evangelio: Domine, ut videam ( Lc 18, 41), “Seor, que vea”, Que
vea lo que Tú quieres de mí; que vea las cosas y los acontecimientos con fe, con
visión sobrenatural; que vea mejor mis defectos, para luchar contra ellos; que vea
un poco más las cosas positivas de los demás y un poco menos sus limitaciones;
que vea el mundo con ojos apostólicos como los tuyos, para sentirme corredentor
contigo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)