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XXXIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Lc 19, 1-10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido .
Zaqueo, siendo de pequeña estatura, subió a un árbol para ver mejor a Jesús
cuando pasara. Jesús le correspondió y le dijo: “hoy me hospedaré en tu casa”. Y
cuando el publicanos bajó lleno de alegría, ofreció a Jesús la hospitalidad de su
propia casa, y oyó que Jesús le decía: “Hoy ha venido la salvación a tu casa, por
cuanto éste es también hijo de Abraham; pues el Hijo del hombre ha venido a
buscar y salvar lo que estaba perdido" (cf. Lc 19, 1-10). De este texto se desprende
no sólo la familiaridad de Jesús con publicanos y pecadores, sino también el motivo
por el que Jesús los buscara y tratara con ellos: su salvación.
Jesús, “semejante a nosotros en todo excepto en el pecado”, se mostró
cercano a los pecadores y pecadoras para alejar de ellos el pecado. Jesús obraba
con el espíritu de un amor grande hacia el hombre, en virtud de la solidaridad
profunda con sus semejantes, creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gén 1,
27; 5, 1).
El Hijo de Dios ha venido al mundo para revelarnos el amor. Lo revela ya por
el hecho mismo de hacerse hombre: uno como nosotros. Jesucristo, verdadero
hombre, es la expresión fundamental de su solidaridad con todo hombre, “Él tomó
nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias” ( Mt 8, 17; cf . Is 53, 4).
Renovemos en nosotros la fe y la esperanza de la vida eterna: porque “el Hijo
del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” ( Lc 19, 10).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)