DOMINGO 01 DE ADVIENTO/B 2008 27 NOVIEMBRE 2011
Isaías 63,16b-17.19b;64,2b-7
Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es"Nuestro redentor". Señor, ¿por
qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete,
por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.
Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en Él. Sales
al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y
nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas
nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a Ti;
pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin
embargo, Señor, Tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y Tú el alfarero: somos todos obra
de tu mano.
Salmo responsorial: 79
R/Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha, / tú que te sientas sobre querubines, resplandece. / Despierta
tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete: / mira desde el cielo, fíjate, / ven a visitar tu viña, / la
cepa que tu diestra plantó, / y que tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido, / al hombre que tú fortaleciste. / No nos alejaremos
de ti; / danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
1Corintios 1,3-9
Hermanos: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo
sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia
que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por Él habéis sido enriquecidos en todo: en el
hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no
carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de
Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor
nuestro. ¡Y Él es fiel!
Marcos 13,33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: "Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el
momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus
criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo
vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al
amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a
vosotros lo digo a todos: ¡Velad!"
COMENTARIOS
ISAÍAS . El pasaje que leemos comienza con una confesión de fe, que sirve para favorecer la
escucha de Dios sobre lo que a continuación se le va a pedir. Se expresa, en primer lugar, el estrecho
vínculo que une a Dios con su pueblo. Se invoca a Dios como padre. Los creyentes no son súbditos; son
algo más, son hijos, son miembros de su familia: “Tú eres nuestro padre -le dirá el profeta-, tu nombre de
siempre es “nuestro redentor” . Así pues, se espera de Dios en los momentos de dificultad lo que se
esperaría de un padre protector.
Tras la declaración de Dios como padre del pueblo, nuestro autor vincula la desgracia del pueblo
con una actitud negativa de Dios, que ha endurecido el corazón de Israel para que no tema a Dios.
Aquellos creyentes pensaban que quien se convertía era porque Dios abría su corazón, y quien se
obcecaba en el pecado era porque Dios le mantenía en su cerrazón.
El pecado consistía, básicamente, en no buscar a Dios (“nadie invocaba tu nombre”) y en no
preocuparse por cumplir su voluntad. Ante esta actitud pecadora del pueblo, Dios se ocultaba y alejaba.
La lectura concluye con una vuelta a la confesión de fe para terminar pidiendo veladamente a
Dios que intervenga a favor del pueblo. Y se le pide que lo haga porque “tú eres, Señor, nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero”. Son expresiones cargadas de sentimientos y sostenidas por una gran
fe: “mira que somos tu pueblo” .
EVANGELIO . Los seguidores de Jesús viven en estado de alerta porque no saben cuándo es el
momento del “día del Señor” . Esperan cada día el regreso de su Señor, “el Señor de la casa”, en el
lenguaje de la parábola. Es la actitud de los creyentes la que queda emplazada a la vigilancia y a la vela .
Si en algo insiste la parábola es en la incertidumbre acerca de cuándo tendrá lugar el retorno del
Señor. Por ello, su insistencia en verbos y expresiones relativas a la noche con la alusión a las cuatro
vigilias de la noche. El desconocimiento del cuándo futuro no puede hacer disminuir la importancia del
presente. Cada instante puede ser tiempo de Dios y no solamente tiempo mundano. Es precisamente la
espera del tiempo de Dios la que otorga este carácter divino-humano a la historia concreta de
cada hombre. Así que tarea del creyente es avivar la esperanza a la luz del futuro definitivo.
El mensaje de Jesús es una interpelación a nuestros estilos y formas de vida presentes. Nos acerca
al vivir de cada día y sus acontecimientos. Vivir “dormidos” significa vivir “sin tono vital”, vivir seguros,
sin sueños de amor y de justicia compartidas, sin utopía, inactivos frente a la realidad que nos rodea. Estar
en vela significa valorar la vida, la nuestra y la de los demás, en toda su riqueza y complejidad; proteger y
cuidar la vida humana en toda su extensión porque es valiosa en sí y está llamada a alcanzar su plenitud
en Dios; cribar lo malo y favorecer lo bueno aunque no alcancemos a ver sus frutos maduros.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de SAL TERRAE: HOMILÉTICA)