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Fiesta. La Transfiguración del Señor (6 de agosto)
Lc 9, 28-36
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto . En la Transfiguración se hace
visible por un momento la luz divina que se revelar á plenamente en el misterio
pascual. El evangelista san Lucas subraya que ese hecho extraordinario tiene lugar
precisamente en un marco de oración: “Y, mientras oraba”, el rostro de Jesús
cambió de aspecto (cf. Lc 9, 29). El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron
fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le “hablaban de su partida,
que estaba para cumplirse en Jerusalén” (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó
una voz desde el cielo que decía: “Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle” (Lc 9,
35).
Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión
de Pedro. Muestra también que para “entrar en su gloria” (Lc 24, 26), es necesario
pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la
Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc
24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa
como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo:
“Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la
nube luminosa” (Santo Tomás, s.th. 3, 45, 4, ad 2): Tú te has transfigurado en la
montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han
contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado
comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres
verdaderamente la irradiación del Padre (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta
de la Transfiguración; CIgC 555).
En este episodio admirable, nuestro Señor Jesucristo revela a los Apóstoles su
„divinidad‟, su identidad „mesiánica‟ y su „misión redentora‟. En efecto, toda nuestra
fe se funda en la convicción clara y firme de la „divinidad‟ de Cristo, Hijo de Dios,
que al venir a este mundo, se hizo Siervo sufriente y Redentor universal.
¡Ojalá que la fiesta de la „Transfiguración‟ del Señor confirme en todos
nosotros la verdadera fe en Cristo y refuerce el deseo de conocerlo aún mejor,
como Hijo predilecto de Dios, que se hizo por nosotros camino, verdad y vida!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)