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Fiesta. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael (29 de septiembre)
La liturgia de hoy nos invita a recordar a los santos arcángeles Miguel, Gabriel
y Rafael. Cada uno de ellos, como leemos en la Biblia, cumplió una misión peculiar
en la historia de la salvación:
1) Gabriel, en hebreo significa "Dios es fuerte" , "Fortaleza de Dios,
enviado por el Señor a diferentes misiones, sobre todo en el magnífico
relato del anuncio de la encarnación de Dios a María , como nos lo
refiere san Lucas (cf. Lc 1, 26-38). Gabriel es el mensajero de la
encarnación de Dios. Llama a la puerta de María y, a través de él, Dios
mismo pide a María su "sí" a la propuesta de convertirse en la Madre del
Redentor: de dar su carne humana al Verbo eterno de Dios, al Hijo de
Dios;
2) Rafael, su nombre quiere decir "medicina de Dios , acompañó al
joven Tobías cuando cumplía un difícil encargo y se ocupó de solucionar
difíciles asuntos de su esposa: es el ángel a quien está encomendada la
misión de cuidar, acompañar y curar . Cura la comunión perturbada
entre el hombre y la mujer. Cura su amor. Expulsa los demonios que,
siempre de nuevo, desgarran y destruyen su amor. Purifica el clima
entre los dos y les da la capacidad de acogerse mutuamente para
siempre.
3) Miguel, quien como Dios , aparece en defensa de los intereses divinos
ante la rebelión de los ángeles malos. La sagrada Escritura pone de
manifiesto dos funciones de este Arcángel:
1. Defiende la causa de la unicidad de Dios contra la
presunción del dragón , de la "serpiente antigua", como dice
san Juan. La serpiente intenta continuamente hacer creer a los
hombres que Dios debe desaparecer, para que ellos puedan llegar
a ser grandes; que Dios obstaculiza nuestra libertad y que por
eso debemos desembarazarnos de él.
Pero el dragón no sólo acusa a Dios. El Apocalipsis lo llama también
"el acusador de nuestros hermanos , el que los acusa día y noche
delante de nuestro Dios" (Ap 12, 10). Quien aparta a Dios, no hace
grande al hombre, sino que le quita su dignidad. Entonces el hombre
se transforma en un producto defectuoso de la evolución. Quien
acusa a Dios, acusa también al hombre. La fe en Dios defiende al
hombre en todas sus debilidades e insuficiencias: el esplendor de
Dios brilla en cada persona.
2. La otra función del arcángel Miguel, según la Escritura, es
la de protector del pueblo de Dios (cf. Dn 10, 21; 12, 1): La
Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los
arcángeles y le llama "Príncipe de los espíritus celestiales", "jefe o
cabeza de la milicia celestial". Ya desde el Antiguo Testamento
aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el
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demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo
Testamento.
La Fidelidad de San Miguel para con Dios : San Miguel manifestó su
fortaleza y poder cuando peleó la gran batalla en el cielo. Por su celo y fidelidad
para con Dios gran parte de la corte celestial se mantuvo en fidelidad y
obediencia. Su fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles quienes se unieron a
su grito de nobleza: “Quién como Dios?!” Desde ese momento se le conoce como
el capitán de la milicia de Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los
demás ángeles obedecen.
San Miguel y la Eucaristía : Se nos enseña en la Tradición que San Miguel
preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones
de los fieles simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. Él está de pie
ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las oraciones de la Iglesia
ante el Trono de Dios.
San Miguel, defensor de los moribundos : San Miguel continúa su
ministerio angélico en relación a los hombres hasta que nos lleva a través de las
puertas celestiales. No solo durante la vida terrenal, San Miguel defiende y protege
nuestras almas, el nos asiste de manera especial a la hora de la muerte ya que su
oficio es recibir las almas de los elegidos al momento de separarse de su cuerpo.
En la liturgia la Iglesia nos enseña que este arcángel esta puesto para
custodiar el paraíso y llevar a el a aquellos que podrán ser recibidos ahí.
San Miguel, esta al lado del moribundo defendiéndole de las asechanzas del
enemigo.
Anécdota: En los escritos de San Alfonso de Ligorio encontramos: "Había un
hombre polaco de la nobleza que había vivido muchos años en pecado mortal y
lejos de la vida de Dios. Se encontraba moribundo y estaba lleno de terror,
torturado por los remordimientos, lleno de desesperación. Este hombre había sido
devoto de San Miguel Arcángel y Dios en su misericordia permitió que este arcángel
se le apareciera. San Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había
orado por el y le había obtenido mas tiempo de vida para que lograra la salvación.
Al poco rato, llegan a la casa de este hombre 2 sacerdotes dominicos, que dijeron
se les había aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver a este hombre
moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la Santa
Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado con Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)