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San Felipe de Jesús
San Lucas 9, 23,-26
El que pierda su vida por mí, ése la encontrará . En efecto, Jesús nos ha dicho:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la
encontrará” (Mt 16, 24-25).
Jesús no nos engaña. Con la verdad de sus palabras, que parecen duras pero
llenan el corazón de paz, nos revela el secreto de la vida auténtica. Él, aceptando la
condición y el destino del hombre venció el pecado y la muerte y, resucitando,
transformó la cruz de árbol de muerte en árbol de vida.
Jesús es el Dios con nosotros, que vino para compartir toda nuestra existencia.
No nos deja solos en la cruz. Jesús es el amor fiel, que no abandona y que sabe
transformar las noches en albas de esperanza. Si se acepta la cruz, genera
salvación y procura serenidad, como lo demuestran tantos testimonios hermosos de
hombre y mujeres, los santos, como san Felipe de Jesús. Sin Dios, la cruz nos
aplasta; con Dios, nos redime y nos salva.
Todo esto es posible gracias al sacramento del bautismo, que nos une
íntimamente a Cristo muerto y resucitado, y nos da el Espíritu Santo, el Espíritu del
amor, que brotó del misterio pascual y se derramó en abundancia sobre cuantos
confirman su bautismo con el sucesivo sacramento de la confirmación. Recordemos
que vivir el bautismo significa aceptar la cruz con fe y amor, no sólo en su valor de
prueba, sino también en su inseparable dimensión de salvación y resurrección.
“Tomemos la cruz” , aceptémosla, no dejemos que los acontecimientos nos
hundan; al contrario, venzamos con Cristo el mal y la muerte. Si hacemos del
evangelio de la cruz nuestro proyecto de vida ; si seguimos a Jesús hasta la cruz,
nos encontraremos a nosotros mismos plenamente.
Que nos acompañe María “de la soledad profunda y del llanto sin consuelo”,
que permaneció fiel al pie de la cruz junto al apóstol Juan; que nos proteja nuestro
santo mártir, san Felipe de Jesús.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)