“Estemos prevenidos, no dejemos de orar”
Mc 13, 33-37
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ESTÉN PREVENIDOS
El relato evangélico comienza y concluye con la misma invitacin: “Estén prevenidos”. Y
luego siguen dos enseanzas, la primera indica el "porqué" de esta invitacin: “porque no
saben cuándo llegará el momento”. Una lectura superficial podría parecernos como una
imposición al temor porque Jesús no revela el día y la hora, para que los cristianos vivan
en continuo cuidado. No obstante, no se indica la hora porque todas las horas son buenas
para abrirse al evangelio de suerte que comprometa la existencia. Jesús desea vitalizar a
una comunidad para que no esté obsesionada con el deseo de conocer el final, sino que
se preocupe por vivir y discernir tiempos y momentos en la escucha y la obediencia. Y esto
en la espera de la última cita que nos introducirá definitivamente en el Reino; ciertamente
es una espera continua e intensa, pero no ansiosa ni temerosa, sino que fluye confianza.
La segunda enseñanza está en el "estilo" de la vigilancia. Marcos, al narrar la parábola del
hombre que se marcha de viaje lejos, indica que deja su “casa” al cuidado de sus
servidores. Es posible ver en la casa una imagen de la comunidad cristiana. Cualquier
creyente es, en su fidelidad cotidiana al Señor, responsable de su construcción. La
vigilancia se caracteriza como "vigilancia de la casa", de la que, mientras espera a su
Señor, el cristiano debe cuidar desempeñando la tarea que Dios ha confiado a cada uno.
2. TENGAN CUIDADO
En el Evangelio de Marcos, el Señor nos exhorta a vivir en una responsable vigilancia
esperando su venida gloriosa, y les dice a sus discípulos: “Tengan cuidado” Es toda una
exhortacin a la “vigilancia,” dada la incertidumbre de esta hora.
Y para que nos quede más claro él porque de esta invitación, nos pone la parábola del
hombre que se va de viaje y recomienda al portero que permanezca en vela. Siempre el
Señor nos pone ejemplos para que sea fácil para nosotros comprender lo que dice, y es
así como recoge el caso de un dueño que parte de viaje y deja encargados a cada uno de
sus siervos de una parte de su obra. Deben estar trabajosos y alerta, en espera de la
venida del seor y de esta hora de su “visita.”
En efecto, Jesús hablaba ayer sus discípulos y hoy a nosotros acerca de su venida,
advirtiéndonos que tengamos cuidado de no dejarnos aturdir por los excesos, y las
preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre nosotros como
una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Por tanto tenemos
que estar prevenidos y para ello, rogar incansablemente, para quedar a salvo de todo lo
que ha de ocurrir. Así podremos comparecer seguros ante el Hijo del hombre.
3. CUIDEMOS ESTE TIEMPO DE ESPERA
Y nos reitera Jesús: Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño
de casa: si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que
llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a
todos: ¡Estén prevenidos!”, es decir nos pide que nos alejemos de los males, que seamos
serios, decorosos, comedidos al hablar y al actuar en todo y que por nuestro bien estemos
vigilantes.
También nos dice que somos nosotros los responsables de nuestra conducta, es decir a
nosotros nos compete cuidarnos. Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay
muchos excesos e imprudencias que hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por
eso no nos dejemos aturdir, es decir no nos confundamos y no nos desconectemos de la
realidad como cristianos, esto es pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no
dejarse confundir y no desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando de
caer en excesos.
Porque él ha de venir, pero no nos ha dicho cuando, pero el día que venga, vendrá sin
previo aviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno si estamos llevando una vida
descuidada y perezosa. Pero a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando
para el bien, esto es, si no estamos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento.
Cuidemos este tiempo de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad,
en el placer mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales.
4. ESPERANDO SU VENIDA OREMOS INCESANTEMENTE
Cuando Jesús nos dice “Tengan cuidado”, y luego nos pide “Estén prevenidos,
recordemos que a esto mismo nos añade en el evangelio de Lucas, (Lc 21, 34-36) “oren
incesantemente”, es decir, primero nos advierte en contra de los males y luego nos dice
como ponerle remedio, y esto es con la oracin. Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén
prevenidos” y para ello oremos incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de
ocurrir. Así podremos comparecer seguros ante el Hijo del hombre”
Muchas cosas nos son necesarias para vivir y no podemos prescindir de ella como los
alimentos, tampoco podemos prescindir de las cosas espirituales, estas son aún más
necesarias. Si no nos alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos, desfallece el
alma. Si bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos cierto que
como cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una
oración en los labios aumenta la eficacia. Y orar, no es decir muchas cosas con muchas
fórmulas, es ponerse en la presencia del Señor y hablarle con palabras sencillas, que
salgan del corazón, pero siempre teniendo en conciencia de saber con quien hablamos,
como dice la santa madre Teresa de Jesús, en un trato de amistad con quien sabemos nos
ama, a un Dios que le hablamos como Padre, como hermano y como nuestro mas leal
amigo. Pero no olvidemos que orar también es hacer silencio para oír que nos dice el
Señor.
5. LO IMPORTANTE NO SOLO QUE DEBAMOS ORAR, LO HERMOSO Y
GRANDE ES QUE PODAMOS ORAR.
Los evangelios están llenos de mandatos, exhortaciones y parábolas de Jesús pidiendo a
sus Apóstoles que oren, que vigilen para no caer en la tentación, como en Getsemaní.
“Velen y oren, para que no caigan en tentacin; que el espíritu está pronto, pero la carne
es débil. (Mc 14,38). Y a las multitudes les enseñaba diciendo que oraran sin desfallecer y
con insistencia. Y para garantizar la eficacia de la oración y persuadir a la confianza en el
Padre, refiere la parábola del hombre que consigue de su amigo unos panes a media
noche, cuando él y sus hijos están acostados, y asegura que cuánto más el Padre les dará
lo que le pidan en su nombre. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una
piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar
cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos
que se las pidan! (Mt 7,7-12).
¿Quién no se sentirá estimulado a orar, y a orar unidos como hermanos, habiéndonos
prometido el Señor: "En verdad les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre
la tierra, cualquier cosa que pidan les será concedida por mi Padre, que está en los
cielos"? (Mt 18,19) Lo importante no solo que debamos orar, lo hermoso y grande es que
podamos orar. La misión y el carisma de santa Teresa de Jesús en la Iglesia es ser
pregonera de la oración, como camino de unión con Dios.
El Señor les Bendiga