1
I Semana del Adviento
Martes
Lc 10:21-24
“Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo” . Jesús muestra alegría y gratitud
en una oracin que celebra la benevolencia del Padre: “Yo te bendigo, Padre, Seor
del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se
las has revelado a pequeos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito”. En Jesús,
la alegría asume toda su fuerza en el impulso hacia el Padre.
Así sucede con las alegrías estimuladas y sostenidas por el Espíritu Santo en la
vida de los hombres: su carga de vitalidad secreta los orienta en el sentido de un
amor pleno de gratitud hacia el Padre. Toda alegría verdadera tiene como fin último
al Padre.
Las Sagradas Escrituras mencionan frecuentemente el gozo como uno de los
frutos del Espíritu Santo. En la serie de frutos del Espíritu, el apóstol Pablo
menciona el gozo en seguida del amor, virtud primordial (Gál 5:22). El Espíritu
Santo es el que “hace hablar”, el que hace escribir y escuchar y dar gracias, el que
nos llena de gozo, el que nos da fuerza, luz, es el Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma y suave alivio de los hombres. El gozo era una de las
características principales de los primeros cristianos, hombres y mujeres llenos del
Espíritu Santo. El gozo y la paz son frutos del Espíritu Santo.
El gozo nace de la posesión de Dios, que no es otra cosa que el reposo y el
contento que se encuentra en el goce del bien poseído. Que María nos conceda de
su Hijo, el don de gozarnos en el Espíritu Santo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)